Faltan pocas horas para dar por concluido un año más, el 2016. No es que
el tiempo podamos dividirlo en diferentes etapas. El tiempo, la vida no se
para, no conoce de periodos cerrados, aislados. La vida es un continuo devenir
imparable, al que hay que aferrarse en todo momento. Carpe diem, vivir la vida, eso es lo que importa, apurarla en toda
su intensidad. Pero hay ciertos momentos en que parece que es necesario
detenerse a hacer un pequeño balance de ese periodo que llamamos año, y que
cuando está a punto de cerrarse parece obligado hacer un alto en el camino. Un
camino que continúa permanente movimiento, y que sin embargo parece cerrar una
época.
Este ha sido un año
especialmente duro con algunos mitos, que han dado por finalizada su carrera
humana, como han sido David Bowie, Prince, George Michel, y tantos otros cuyo
nombre no quiero recordar para que esta pequeña reflexión no adquiera tintes de
obituario. Son muchos y muchas los que de ahora en adelante han entrado para
siempre en la categoría de mitos, unos mas que otros. Pero aparte estos
nombres, de todos conocidos, este año se ha llevado consigo la vida de muchos
miles de personas, de los cuales es evidente que no les debía de corresponder
todavía la visita de la dama de la guadaña, por ejemplo muchos niños, mujeres ,
hombres que han muerto bajo los ataques de los bombarderos en Siria. Muchos que
decidieron huir del infierno y que encontraron una sepultura, siempre intuida
en el mar que trataban de atravesar huyendo de la locura. Son muchos los que a
las puertas de lo que ellos consideraban que podía significar su salvación,
encontraron un nuevo infierno, diferente del que provenían, pero no menos
cruel. Europa se olvida muy pronto de sus horrores. En las guerras hay armas
que utilizan los combatientes, y que alguien les ha vendido. Cada bala que se
queda sin disparar es una pérdida para los fabricantes de armas, y de estos hay
en todos sitios.
Por otro lado este año nos deja una señal más de alarma a las que ya
teníamos, que no eran pocas. El país más poderoso del mundo, el que tiene en
sus manos la vida y la muerte de muchos miles de millones de seres humanos, ha
elegido para que los gobierne, para que nos gobierne, a un señor multimillonario,
cuya mentalidad e ideología no tiene nada que envidiarle a la de Hitler o
Mussilini,…o Franco. Sus premisas son para echarse a temblar. Esperemos el año
que viene poder seguir escribiendo y opinando con libertad.
En España, el partido más corrupto de Europa sigue gobernando, en
minoría, pero con el apoyo del partido en otro momento llamado Socialista.
Cuando comenzaba el año que ahora está a punto de concluir, albergábamos la
esperanza, que es lo único que nos dejó Pandora, de que los denominados partidos
de izquierdas lograran alcanzar un acuerdo de gobierno capaz de arrebatarle el
poder a la derecha. Los personalismos, los errores de unos y otros, la
actuación del llamado cuarto poder, lograron echar por tierra la ilusión de no
pocas personas. Se cometieron muchos errores, es cierto, no se puede negar,
pero el golpe de estado dentro del partido que alguna vez fue socialista, fue
determinante. Con tal de no formar gobierno con el otro partido situado, en
teoría a la izquierda, lograron lo que parecía imposible, destruir su propio
partido.
Los errores no acabaron aquí, el otro partido, el llamado partido morado,
está a punto de desmembrarse, de partirse en dos, por culpa de los
personalismos, de la prepotencia de sus dirigentes, o al menos de uno de ellos.
Contemplando el espectáculo me viene a la memoria la anécdota de Beethoven
cuando acabó su tercera sinfonía, que en un primer momento tituló
Napoleón, viendo como había invadido
Europa, violando todos los derechos, que él mismo había legislado, rompió la
primera hoja, que contenía el título y exclamó:
¡Eres como todos! Me cuesta trabajo pensar eso también a mí, pero
los hechos no parecen muy alentadores.
En este estado de cosas, echo mano de la figura del dios clásico Jano, el
cual provisto de dos rostros mira al frente y hacia atrás. Es el término y el
comienzo, de ahí el nombre de nuestro primer mes, Enero, Janeiro en portugués.
Me gustaría preguntarle al dios, dada su experiencia, qué es lo que ve en un
futuro que a mí me parece incierto y en buena medida repleto de amenazas. Si su
rostro situado a la espalda está viendo lo mismo que yo, ¿qué es lo que ve el
que mira al frente? Pero los dioses ya sabemos como son. Se guardan todo el
conocimiento y la sabiduría para ellos. Por eso son dioses.