Beltrán, el 'youtuber' jerezano que visibiliza el Síndrome de Asperger en el Día Internacional de este trastorno

18/02/21 +Jerez Alberto Cabral

Este 18 de febrero, Beltrán Sánchez (Jerez, 1994) tiene algo que contar. Delante de su cámara y frente a una audiencia que supera el medio millar de personas en YouTube ha decidido hacer una confesión: "Soy Asperger y tengo Asperger".

Lejos de lamentarse, victimizarse o disculparse por ello, Beltrán, administrador del canal de vídeos Motorelegance que está dedicado al mundo de la automoción, ha tratado simplemente de visibilizar dicho trastorno que hoy conmemora su Día Internacional. Un trastorno que él mismo se encarga de explicar mejor que la propia Wikipedia, porque "ya se tiene que acabar el desconocimiento en torno al síndrome de Asperger a nivel mundial, hay que normalizarlo". Beltrán resume los principales rasgos de esta discapacidad social de manera simple y concisa: "las personas que lo padecen suelen poseer un buen cociente intelectual, problemas a la hora de socializarse, dificultades a la hora de entender el lenguaje corporal, tener intereses muy específicos o realizar movimientos repetitivos, entre otras cosas".

El Síndrome de Asperger está dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA) y, como tal, precisa de apoyos y servicios específicos para superar barreras sociales y adaptarse de manera adecuada al mundo "neurotípico". Es "muy frecuente aunque poco conocido", según la Confederación Asperger España, que detalla que se dan entre tres o cinco casos de cada 1.000 nacidos vivos. En el de Beltrán han sido "muchos años de lucha" con el impulso constante de su familia que le ha ayudado a solventar múltiples obstáculos, aunque no todos, puesto que eso es imposible para cualquiera: "Sigo luchando y seguiré luchando hasta el día en que me muera, porque en todas las etapas de nuestra vida vamos a tener obstáculos. No sólo las personas con Asperger, sino toda la sociedad en general y tenemos que aprender a superarlos".

Los problemas de Beltrán han sido varios en su niñez y ha precisado de atención profesional por ello. Desde los cuatro años tuvo que acudir al logopeda porque no articulaba palabra y fue encadenando visitas a expertos en neuropsiquiatría hasta que con 12 recibió el diagnóstico certero y definitivo. Él mismo se sentía extraño porque no alcanzaba a comprender qué suponía el tener –o ser– Asperger. Su propia madre, en un primer momento tampoco era capaz de explicárselo. En casa no disponían de la suficiente información (aún queda tela por cortar en este sentido) y llegaron a navegar entre dudas. Ahora es plenamente consciente de que es, nada más y nada menos, un joven con una discapacidad que le añade un plus de dificultad a muchos de sus quehaceres, algo que debe ser tenido en cuenta por el entorno que le rodea, que necesariamente tiene –tenemos– la obligación moral de garantizar su integración.

Durante la infancia le costó relacionarse con los compañeros de clase, "por eso un Asperger tiene que saber lo que es ser un Asperger"; no captaba sus bromas ni la ironía, percibía como un ataque una simple palmada de ánimo en la espalda y rehusaba a los besos y los abrazos. También fue el blanco de burlas en ocasiones y ello le llevaba a rechazar el trato con determinados alumnos. Con el tiempo, sin embargo, adquirió las herramientas para desarrollar ampliamente su personalidad, la de un chico carismático que reparte cariño, querido por tutores y compañeros allá donde ha estudiado y trabajado como administrativo que es. Aceptado por los demás, pero sobre todo por sí mismo.

Gran parte de sus logros los debe, como así reconoce, a la Asociación Asperger TEA de Cádiz sin ánimo de lucro, en la que está asociado y donde también administra el perfil de YouTube (ReseTEA). "Me vino la esperanza con 15 años; empecé a conocer a personas con Asperger, comprender qué era, salir y hacer cosas de ocio con ellos". Pero ese apogeo resultado de la terapia de habilidades sociales se vería ensombrecido sólo tres años después con la muerte repentina de su padre. Beltrán sufrió un cuadro depresivo, perdió mucho peso y lo pasó francamente mal, pero "gracias a la ayuda de mi familia, amigos y compañeros pude seguir adelante, acabar con mi grado medio y tener una vida buena aunque mi padre no esté aquí. Desde arriba sé que me apoya".

Pese a los altibajos, alcanzó el gran sueño que ansiaba y que no era otro que obtener el permiso de conducir porque la principal pasión de Beltrán son los coches. También le fascinan la electrónica, la música ochentera, el bricolaje o bañarse en la piscina y en el mar, pero ahora dedica buena parte de su tiempo a probar distintos modelos de vehículos y contar la experiencia en las redes sociales. Pero además de todo ello, aprovecha el altavoz de Internet para difundir su mensaje y ejemplo: "Un Asperger es capaz de hacer cosas que uno cree que no va a ser capaz de hacer. Con apoyo y luchando cada día se consiguen las cosas".

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