Cartas boca arriba

Ayer amanecíamos oyendo un cántico al unísono en las principales cabeceras de prensa nacional. Como si fuesen los petits chanteurs de Saint-Marc, todas repetían, de manera uniforme, el estribillo glorioso y celestial ideado por el Gobierno de Sánchez e Iglesias: "Salimos más fuertes". Una frase conveniente para un entrenador de fútbol durante el descanso de un partido igualado, pero nada creíble si eras jugador de Malta en 1983 y la oías por boca de tu técnico tras el hito del Villamarín, en el avión de vuelta a casa.

Digamos que 30.000 personas, por decir alguna cifra, han muerto en España y lo siguen haciendo a diario por el coronavirus. Vamos a suponer que la paralización de la economía durante prácticamente tres meses generará la mayor caída del PIB desde la Guerra Civil. Imaginemos que la libertad de movimiento está suspendida de facto y que nuestra salud continúa en peligro. Pero colocan en nuestra cara un anuncio, pagado con nuestro dinero, para celebrar que "salimos más fuertes". ¿Vive el Gobierno en una realidad paralela que los medios se están encargando de promulgar? ¿Están incurriendo en técnicas de propaganda absolutamente cínicas y narcotizantes? Ni lo uno, ni lo otro.

Lo de ayer fue una demostración de poder, ni más ni menos. El contenido del mensaje no importa, porque hasta en Moncloa saben que es mentira y ni siquiera procuran convencernos de lo contrario. Tampoco hay que entrar a reflexionar sobre la pérdida de credibilidad que pueden sufrir en adelante los grandes periódicos, pues ya era escasa desde hace algunos lustros. Además, todos entendemos que la necesidad de dinero les incapacita para pensar más allá del corto plazo. El Gobierno no quiere transmitirnos ninguna idea alentadora o positiva, ni pretende levantar el ánimo a un país desmoralizado; lo que quieren es hacernos ver que sujetan la sartén.

Nos han mostrado las cartas boca arriba y ahora sabemos que no van de farol. Quieren que tengamos claro que si están capacitados para comprar a todos los diarios, lo están también para otras muchas cosas. Han conseguido poner a sus pies incluso a los "fachas" de La Razón, ABC y El Mundo en lo que es una clara declaración de intenciones. ¿Por qué? Simplemente, porque pueden. Igual que pisotean a las víctimas de la banda terrorista ETA, muchas del propio PSOE, al pactar con Bildu. Porque pueden, porque nadie va a impedirlo. ¿Y nombrar a una amiga exministra como Fiscal General del Estado? ¿Y descabezar a la Guardia Civil a mi antojo? Lo mismo: Podemos. Y usted se calla.

Da igual si el eslogan es "salimos más fuertes", "¿te gusta conducir?", "placer a la taza" o "se vende Opel Corsa". La clave está en que estos periodistas súbditos hacen lo que yo les diga, cuando yo les diga y como yo les diga. Yo, pasajero único del Falcon, vengo a recordaros que estoy, y que voy a seguir estando, por encima de ellos. Que tengo el poder sobre sus vidas y sobre sus actos. Mirad mis cartas, no oculto nada; ya tengo secuestrada la libertad de prensa. ¿Creéis que me va a frenar algo si trato de ir a por la vuestra?