Cerebros topados

14/09/22 +Jerez Opinión: Ángel G. Morón

Se ha puesto de moda o, mejor dicho, los políticos han puesto de moda el palabro con una acepción inventada. Topar es un verbo que existe, pero que según la RAE no tiene el significado que nuestros ilustres servidores públicos le otorgan. También se les ocurrió hablar en su momento de "desescalar", y esta palabra sí que es un invento absoluto. Pero bueno, se trata de hablar claramente a la ciudadanía en términos que la gente entienda. Así que los periodistas, para variar, hacen seguidismo y repiten hasta la saciedad los términos que sus señorías dicen.

Me rebela oír hablar a los políticos con esa ampulosidad verbal estúpida con la que aparentan decir cosas importantes. ¿Tan difícil es hablar con propiedad y no dar guantazos al diccionario? Todos podemos cometer algún error, por supuesto, pero lo de esta gente pública es un castigo. La señora vicepresidenta debería dar un curso de oratoria porque el don de la palabra no lo tiene por la mano. Resulta redicha en todas sus apariciones mediáticas. Habla, habla y habla sin decir nada, realmente. Utiliza muletillas con frecuencia como, por ejemplo, "insisto". Con ello quiere insistir en que es una mujer con las ideas muy claras, pero que muy claras. La tal Yolanda Díaz aspira a grandes metas en la política patria; espero que sus aspiraciones sean ilusorias, aunque en este santo país cualquiera sabe.

Está empeñada en ser noticia un día sí y otro también. Es lo que tiene estar en campaña personal para ganar réditos ante la "clase media trabajadora" que es la "gente" para los políticos de uno y otro signo. Es lo que tiene el populismo. La última ocurrencia de esta perla de la política española, dama de la izquierda, ha sido plantear a las grandes superficies una cesta de la compra a precio cerrado para paliar la inflación y el efecto que el incremento del coste de la vida tiene en los sufridos ciudadanos. Se olvida la señora de que, hasta llegar a la estantería, un producto recorre un largo camino desde su origen o producción; es lo que se viene llamando cadena de valor y que conlleva un coste, además del margen/beneficio, que tienen todos los que intervienen en el proceso. Ha planteado el asunto al sector y le han dicho que nones. Que le ponga el tope a la puerta de su casa y no a la cesta de la compra. 

Otro señor que está a tope con sus apariciones mediáticas es Don Pedro I, aunque solo en medios afines y con un selecto grupo de ciudadanos escogidos al azar, no me digas, que lo interpelaron en su casa, en La Moncloa. Pedro está preocupado con las encuestas y quiere despreocuparse, así que quiere rendir cuentas de su extraordinaria gestión defendiendo los intereses de "la gente media trabajadora", qué cansino con la matraca. Esa rendición de cuentas la hace con entrevistas "amables" en la casa pública, TVE y la Cadena SER, que no se diga que no atiende a medios privados. En Onda Cero y la COPE, por citar solo otros dos grandes medios, no aparece. Tal vez será porque las preguntas en esos terrenos de juego podrían ser más afiladas y podrían ponerle en un aprieto. Como presidente del país debería atender sin distinción a medios de comunicación masivos; debería estar obligado a ser auditado por su gestión por periodistas críticos y ecuánimes. Pero, claro, don Pedro no está para ser puesto en evidencia planteándole sus contradicciones o sus mentiras. 

La última entrevista en TVE, de una media hora, deja al personaje como lo que es: un ser muy pagado de sí mismo, con ínfulas de gran estadista, que sigue vendiendo su socialdemocracia de chichinabo. Se ha enfrentado a una coyuntura inédita a la que, palabras textuales, solo le ha faltado la invasión zombi. Y él, ha sobrevivido y sigue dando la cara, sin que se le caiga de vergüenza, no sé si algún día la tuvo. Su aparición fue más un mitin que una rendición de cuentas. Porque de eso se trataba, de soltar el discurso adecuado escupiendo a ese adversario que amenaza con remover su silla. De nuevo el mantra del dinero público bien gastado en pensiones y prestaciones sociales, 130 mil millones creo que dijo, y en educación y sanidad, otros 110 mil millones. Es el gran argumento de los "progresistas". La defensa del estado del bienestar pasa por un régimen fiscal…confiscatorio. Nuestro sistema tributario es así considerado por economistas y muchos ciudadanos en general porque sufren, a diario en sus carnes, la esquilmación a la que les somete Papá Estado. La subida de precios lleva consigo un aumento nada desdeñable en recaudación con el IVA. Hasta julio pasado, Hacienda recaudó 146 mil millones de euros, casi un 20 por ciento más que en el mismo período del año pasado. En números, más de 22 mil millones más. ¿Tiene o no tiene margen el Gobierno para aliviar al contribuyente la subida de precios rebajando el IVA? Ah, vale, que ya ha bajado el del gas, y también subvenciona los carburantes…El Estado es un gran beneficiario de la inflación. Pero ojo, porque se suele decir que la economía, el bolsillo, es definitiva en las elecciones.

Los comicios generales, salvo hecatombe, tardarán aún algo más de un año en celebrarse, porque el presidente va a calentar el sillón hasta el último minuto. Posiblemente, Don Pedro sea vapuleado en las urnas… o tal vez no. El nuestro es un país siempre sorprendente. Aunque el problema, realmente, es que las alternativas tampoco seducen. Es lo que hay.

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