Corruptelas a discreción

Debe ser consustancial al género humano. La honestidad parece sobrevalorada. Lo que mola es la picaresca, el rufianismo, la listeza. Ser honrado está en desuso y más bien parece que manejarse en la línea de la ética y la moral es poco menos que ser tonto del bote. Esa sensación es posible que la haya experimentado. Ser un ciudadano de orden, cumplidor de las normas, riguroso, responsable y formal consciente de que vivir en sociedad lleva implícito un comportamiento no digo que intachable pero sí correcto.

Me gustaría pensar que la mayoría de la gente es irreprochable, que somos legión quienes no transgredimos las normas. Puede que sea un iluso. Tal vez. Y puede que todos, de alguna u otra forma, llevamos en el ADN español el gen del pícaro, del avispado que aprovecha las oportunidades al vuelo, aunque estas sean irregulares o directamente ilegales. 

Hace unos días nos despachábamos con un escándalo que salpicaba al fútbol y más concretamente a un equipo, el Fútbol Club Barcelona, y a un exárbitro, José María Enríquez Negreira, vicepresidente del comité técnico de árbitros que mientras ocupaba el cargo, desde los despachos se lo llevaba crudo adulterando la competición. Unos 7 millones de euros durante unos 20 años pagó el club supuestamente untando al susodicho por un asesoramiento pero que supuestamente servía para influir en las decisiones a pie de campo de sus colegas árbitros. Veremos en qué queda este caso de presumible corruptela en el fútbol español. De confirmarse el peor de los extremos el club, ese que se autodenomina "Más que un Club" quedaría señalado por hacer trampas y debería ser, como poco, castigado con la retirada de las copas de liga que hubiese ganado durante el tiempo del "asesoramiento técnico", amén de las posibles derivadas penales que podría llevar el caso. 

El posible fraude deportivo ha acaparado la información mediática unos días, pero el festival de noticias es continuo y al poco ha aparecido otra que ya es la panacea en noticiarios, tertulias de contrastados opinadores y mentideros en general. El asunto lo tiene todo: drogas, putas y rock and roll con empresarios y políticos en la farra. El llamado Caso Mediador se ha comenzado a destapar dejando el asunto futbolero en un rincón. Y es que este tema tiene como más chicha. Apenas han trascendido algunos nombres del PSOE implicados, pero posiblemente se irán conociendo más a medida que pasen los días, ya se sabe que si los culebrones se alargan la audiencia se engancha más y cada día busca con ahínco su ración de detritus. 

Esta corruptela no es para nada algo nuevo en el suelo patrio. Políticos que favorecen a amigos o bien extorsionan y chantajean a empresarios para obtener concursos públicos a cambio de suculentas comisiones. Para celebrar los negocios nada mejor que irse todos de fiesta, pero sin que falte de nada, que para eso está el dinero público llegado el caso, claro que sí. Parece que hay infinidad de documentos visuales, vídeos, fotos, mensajes de texto y de audio que ya obran en poder de la jueza que instruye el caso. Parece que el ya defenestrado Juan Bernardo Fuentes, 'Tito Beni', ex diputado del PSOE, podría tirar de la manta y no ser tan fuerte como Luis Bárcenas. De momento el que está rajando a base de bien es el llamado "mediador", Antonio Navarro Tacoronte, el que grababa y documentaba las juergas. El caso lo tiene todo para concitar el interés público, pero francamente nuestra capacidad de sorpresa ya está más que colmada en este santo país. 

España 'is different', ¿verdad que sí? Para salir corriendo, como ya anuncia Ferrovial, que se muda a Ámsterdam para ahorrarse según parece unos 40 millones de euros en impuestos y para regirse bajo un marco jurídico más estable que en este reino de Taifas ibérico. Se nos está quedando un panorama de lo más emocionante. Eso lo diría un enfermo de optimismo. Un pesimista, que es un realista informado, posiblemente se fugaría igual que hace Ferrovial.