Cubrecolchón, el truco para prolongar la vida de nuestro colchón

Cada persona tiene una teoría sobre el tiempo y la vida útil del colchón, que dice que supuestamente hay que cambiarlo cada 2, 5, o 10 años; al final uno no sabe qué creer, aunque en realidad la respuesta son 10 años. Sin embargo, esto puede variar según los usos y cuidados que tengamos sobre él, aquí mostramos aspectos sobre cómo lograr llegar a esa década.

El material 

Lo primordial para garantizar la calidad de un colchón son los materiales y el diseño de elaboración con los que está hecho, sin embargo, hay formas para prolongar su durabilidad sin sacrificar la comodidad, como por ejemplo proteger su núcleo, es decir, el centro, la parte más profunda del colchón. Hacerlo es muy sencillo, utilizando un adecuado cubre colchon creamos una barrera que protege el colchón de agentes como la humedad, los líquidos, el sudor y la suciedad que pueden penetrar hasta el interior provocando daños en la estructura del colchón y hasta perjudicar a nuestra salud. 

Tipos de cubre colchón

La calidad del material del cubrecolchón es tan importante como la del colchón en sí mismo, pues además de los factores mencionados anteriormente, los cubrecolchones pueden ayudar a tener un mejor descanso. Es por eso que se debe saber qué estamos buscando, pues hay dos divisiones principales entre los tipos de cubrecolchones, están por un lado aquellos que brindan protección y los denominados topper que se orientan a la comodidad y el descanso. 

Un modelo muy recomendado es el acolchado Savel Batista, fabricado en la parte superior con algodón rizado de alta calidad, diseñado especialmente para crear impermeabilidad y evitar que los derrames de líquidos se conviertan en un problema mayor y dejen a nuestro perfecto colchón con una enorme y desagradable mancha. Además de esto, protege al  núcleo del sudor con una función absorbente, permitiendo que los residuos se puedan eliminar tras un lavado. Su tela impermeable no genera ruidos, por lo que no tendremos la molestia de que al movernos se generen sonidos de fricción y su sistema de ajuste es como el de una sábana bajera, lo que puede provocar deslizamientos en caso de que la persona se mueva mucho en la cama.  

Una segunda opción destinada un poco más a reforzar el confort para el reposo es el cubrecolchón tipo topper Zeng Topper Viscoelástico, gracias a su plancha viscoelástica de 55kg/m3 de densidad, que ofrece un mayor soporte, a la vez que se ajusta a las líneas del cuerpo, motivo que puede ayudar también a contrarrestar el desgaste del colchón que haya perdido firmeza. En cuanto a protección no se queda atrás, tiene un tratamiento Sanitized, antihongos, antibacterias y antiácaros que garantiza la higiene y durabilidad del colchón. Su diseño práctico cuenta con tiras de unión que evitan su descentramiento al movernos.

El tercer recomendado es el protector de colchón Pikolin Home, la opción más clásica por la que se puede optar, está diseñado en 100% algodón rizado, lo que lo hace muy agradable al tacto. Su parte superior es impermeable y totalmente transpirable, lo que lo hace ideal para el verano, al igual que el Svel Batista se ajusta al colchón con un sistema similar al de una sábana bajera. Un detalle que tiene este protector es que puede llegar a generar ruidos al producirse movimientos en la cama por su material y no cubre la parte inferior del colchón. 

Recomendaciones

Para el caso de los colchones destinados a proteger, sugerimos que dentro de sus especificaciones, preferiblemente que cubran la totalidad del colchón como aquellos que actúan como una funda y cuentan con cierre de cremallera, pues suele ser común que sólo cubren la parte superior y los laterales. Además de esto, comprobar que sean impermeables, para evitar sorpresas desagradables en el caso de accidente con derramamiento de líquidos. 

En el caso de los topper, hay que fijarse en los materiales de elaboración de la plancha superior y su grosor, pues esto es lo que define la capacidad que tiene de soportar peso y de evitar su deformación.