Cultura regalada

En el mundo de hoy nada es gratis. Eso se suele decir. Pero no hay que ser tan radical. El amor debe y tiene que ser gratis; no debería comprarse ni venderse, aunque a veces ocurra. La solidaridad también debe ser altruista y desinteresada. Ah, y respirar. De momento, tomar aire cada segundo no está gravado con ningún impuesto, pero no vayamos a dar ideas, ¿eh?; las pillan al vuelo estos políticos. Claro que hay cosas gratis. De hecho, hay una frase que recuerdo de vez en cuando de una canción que reza así: "the best things in life are free". Pues eso. Las mejores cosas de la vida son gratis. También hay otra que dice que no se regala lo que se vende. Es un axioma del llamado marketing, si me permite el anglicismo. Efectivamente, en una sociedad capitalista como la nuestra, si uno quiere sobrevivir ha de cobrar por prestar un servicio o vender un bien. Si trabajase, por amor al arte, tendría que vivir del aire y me temo que llegaría la inanición y el desahucio. 

La conclusión es que eso de regalar está bien para cumpleaños y efemérides o celebraciones variadas. Salvo que te llames Pedro Sánchez. ¡Ah! Entonces, amigo ocurre un acontecimiento. El salvapatrias, al que algunos llaman "su sanchidad", se convierte en Rey Mago y adelanta las navidades con alharacas anunciando un regalazo de 400 euros a los recién llegados a la adultez el año próximo. Qué mejor bienvenida a la vida responsable y adulta que un bono, otorgado por el insigne presidente del ilustre Gobierno socialista, para gastar en "Cultura", un sector necesitado siempre de ayuda y promoción. Vaya, qué magnánimo es Sánchez. ¡Qué generoso!… Con el dinero ajeno, claro. 

Serán unos 450 mil muchachos, muchachas y "muchaches", (borremos esta pamplina y digámoslo en un genérico inclusivo apropiado), serán unas 450 mil criaturas las que asuman la mayoría de edad en 2022. A razón de 400 euros, el desembolso para el erario público será de escasos 180 millones de euros, pecatta minuta. Muchos de nuestros nuevos adultos estoy seguro de que pensarán que sí, que efectivamente ese dinero llueve del cielo gracias al prestidigitador Sánchez. No caerán en la cuenta de que lo público se sostiene con el esfuerzo privado del llamado contribuyente o paganini de la feria y a costa de la llamada deuda pública que no deja de subir. Los jóvenes, perdón, nuevos adultos, no están para deducciones lógicas de este calibre; porque a esa edad, 18 años, se está a otra cosa, mire usted. Se está al cachondeo, al ligoteo, al botellón, al viajar, al estudiar también, claro que sí, que también los hay resposables y comprometidos con su futuro…Se está, sin duda, a exprimir las hormonas como si no hubiera un mañana porque, aunque la vida es corta, a esa edad no hay horizonte final y se piensa que la película no tiene cartela de cierre. Y sí tiene The End, aunque en la lozana juventud no se sea consciente del detalle. Está por ver en qué se podrá gastar justificadamente la pasta, porque ese particular no ha sido concretado aún. Tal vez en videojuegos y en suscripciones a plataformas de vídeo.

La dádiva "sanchista", vendida además como apoyo a la Cultura en suelo patrio, es una burda compra de votos. Nada nuevo bajo el sol. Nada que no hayan hecho otros antes en su lugar como Zapatero, Rajoy o más recientemente la chica de moda de la derecha, Ayuso, que anunció el pasado verano un cheque bebé para un determinado número de mujeres en determinadas circunstancias. Comprar votos, es decir, actuar de manera tal que se genere una corriente favorable a los intereses de un Gobierno con supuestos regalos, es una práctica, pues, conocida. Pero no por ello deja de ser criticable; se hace con el dinero de todos. ¿A alguien podrá extrañarle que el año que viene el amigo Sánchez convoque a las urnas? Veremos. No sería en absoluto descabellado que antes de los próximos comicios hubiera más sorpresas electoralistas y populistas. El objetivo es permanecer en el poder a toda costa, pese a quien pese, caiga quien caiga. La dádiva se recoge en el proyecto de presupuestos generales del Estado, "preciosos", en palabras de la excelsa ministra de Hacienda. 

Y hay más regalitos para los jóvenes y facilitarles la emancipación. Unas ayudas al alquiler de 250 euros mensuales para criaturas de entre 18 y 35 años y con rentas inferiores a 23 mil euros al año. La política del subsidio; un estilo de gobierno que enreda al ciudadano en una perniciosa tela de araña. Y es que las paguitas suelen tener un efecto "dormidera" en quienes lo disfrutan. Funcionarios, 3 millones de personas, y pensionistas, otros 9 millones, también están de enhorabuena. Se anuncian incrementos de sus percepciones. Y a seguir engordando la deuda pública y el clientelismo. A ver quién es el guapo que se atreve a plantear cambios estructurales en nuestra economía nacional. 

La propaganda y el marketing político son estrategias que todos los partidos utilizan, sin distingos, los de uno y otro lado. Algunos lo hacen mejor, otros peor. Sánchez tuvo a los mandos del "relato" a su acólito director, Iván Redondo. Hasta que el listo se equivocó con la moción de censura en Murcia y con las autonómicas de Madrid, donde el batacazo electoral del PSOE fue de órdago. La lógica señala que fue despedido por estas meteduras de pata. Pero él vende su propio relato en el que sostiene fque no fue fired, que diría Redondo, que es muy de usar palabritas inglesas. Dice que no fue cesado, sino que él se marchó porque le dio la gana. El otro día, este pretencioso señor, que se vende como "gurú" de la comunicación política, exhibió su carácter y personalidad en una entrevista con Évole. Por momentos, con su charlita, parecía que vivía en una serie de Netflix. Y es que él se ha creído que su carrera es de película. El hombre no mostró ni una pizca de humildad. Solo vanidad y soberbia. "In my opinion", como dijo Redondo en "spanglish" en la entrevista, estamos rodeados de tipos sin escrúpulos, muuuuuuuuuy tontos, que se diría en mi pueblo. Ese personal, a los mandos de un país, hace que queramos salir corriendo sin mirar atrás.