Estamos controlados y manejados por las redes sociales. Nos hemos convertidos en seres autómatas, en marionetas que no pueden moverse sin los hilos del Facebook. Nos desnudamos interior y externamente sin pensar, para nada, en las consecuencias. Hace tiempo que caímos en las redes de la red azul y ahora es difícil romper los hilos. ¿Qué es realmente Facebook? ¿Cómo nos está dominando? ¿Hasta dónde nos controla? ¿Y cóm nos afecta su poder de atracción? Estas cuestiones son abordadas de manera notable en
Fraudebook, un libro de
Vicente Serrano Marín editado por
Plaza y Valdés.
"El dispositivo Facebook constituye una herramienta y algo más que una herramienta para hacer jugar a la afectividad en el territorio de las libertades políticas, que convierte a la afectividad en el centro de lo político y lo hace mediante un doble incremento de la libertad negativa y de la positiva que, sin embargo, produce el efecto paradójico de modelar a los sujetos usuarios y a la sociedad en su conjunto". Opiniones y afirmaciones tan interesantes como la expuesta son el caldo de cultivo de una propuesta de lo más atractiva.
El autor radiografía Facebook, analizando cómo maneja la red de redes la vida afectiva de los usuarios y la importancia que juega en nuestro día a día. El valor que le damos a esa nueva amistad social aparecida con la irrupción de Facebook o el problema de la libertad y la cuestión política son temas analizados al detalle por Vicente Serrano Marín.
"La ausencia de constricción más allá de las barreras espaciotemporales clásicas convierte a la libertad de expresión y de comunicación en una especie de pozo sin fondo interactivo y creciente en el que la materia afectiva ejerce un poder de atracción permanente sobre el que esa libertad se vierte para ser reelaborada en el mismo acto de ser ejercida".
Si al final de la lectura de este libro le damos a Me Gusta o No me Gusta dependerá del grado de exigencia y opinión de cada lector. Lo que está claro es que
Fraudebook nos advierte sobre cómo ese monstruo azul se ha ido apoderando de nuestras vidas para tener totalmente controladas nuestras ideologías, pensamientos, creencias religiosas, relaciones personales y opiniones culturales. Y, encima de esto, ni siquiera nos da la felicidad. ¿O sí?