El jaramago, como la arruga, debe ser bello. Si no, no se entiende que cada una de las construcciones civiles o religiosas históricas o los monumentos más significativos de la ciudad reluzcan adornados con esta planta invasora que hasta pasada la primavera es singular por el amarillo chillón de sus florecitas. Los turistas llegan y, cariacontecidos, fotografían esos enormes muros donde crecen auténticos jardines verticales. Es insólito, desde luego. Pasen y vean. La espalda de San Dionisio, joya mudéjar y monumento histórico-artístico nacional desde 1964, es frondosa y rica en variedades vegetales. Las raíces han penetrado en la piedra desde hace tiempo porque nadie toca aquel rico vergel. Muy cerca del templo del Patrón, el pórtico de la fachada renacentista del Cabildo Antiguo servía también de almacén de sillas de plásticos que el Ayuntamiento usa en sus (escasitas) actividades culturales. ¿Qué pueblo o ciudad grande o mediana permitiría semejante aberración? Tendremos lo que mereceremos. Hace poco al parecer se reparó el dislate por presión en Facebook, aunque en esta imponente construcción del siglo XVI, una de las mejores muestras de arquitectura renacentista en Andalucía, aún lucen orgullosos los jaramagos y las malas hierbas entre sus cornisas y bajo la ondeante bandera jerezana.
Hace unos días MasJerez.com subió el impagable documento videográfico ¿Cómo era Jerez hace 83 años? En realidad es un archivo que forma parte de la serie documental España histórica, monumental, artística e industrial filmado en los años 30 del siglo pasado. Aparte del casi desaparecido componente industrial, focalizado lógicamente en el sector vitivinícola que ha ido desmantelándose progresivamente, el documento muestra muchos de los tesoros patrimoniales de la ciudad que hoy vemos con claras muestras de abandono. Habla de la importancia del Convento del Espíritu Santo, hoy a medio caer; habla de la interesante fachada de la Casa de los Riquelme, hoy casi arrasada por la indiferencia y los proyectos inconclusos; habla de grandes casas palacio que hoy son ruina… Y podría hablar del sagrario de San Mateo, donde no es raro que caigan cascotes. Y podría hablar de Santiago, con la que ahora el señor obispo dice que apechugará porque está claro que su riesgo de derrumbe interesa políticamente como arma arrojadiza contra la Junta de Andalucía. Y mientras el jaramago seguirá brotando a sus anchas por la ciudad. El gran vencedor de este cóctel de pasotismo e ignorancia. El jaramago debe ser bello porque Jerez está plagado de ellos. Y esta ciudad es demasiado hermosa como para que alguien permita que sus grandes joyas monumentales se sequen como la flor amarilla de esta planta, muy buena por cierto para dar de comer a canarios y jilgueros.