El primer libro del Papa
Francisco I lleva por título
El nombre de Dios es Misericordia (
Planeta Testimonio). Una obra que está dentro de nuestro
especial sobre libros vaticanos y que puede considerarse un resumen del imaginario del pontificado del argentino. La misericordia, la identidad de Dios y la condena de la Iglesia del pecado junto al abrazo al pecador son algunos de los temas que aborda el Santo Padre que, como suele ser habitual, no deja indiferente a nadie.
Confiesa su condición de pecador y su necesidad de contar con la salvación divina. Se plantea cuestiones cómo qué es lo que aleja a las personas de la Iglesia o qué actitud representan los llamados doctores de la Iglesia. De igual forma,
Jorge Bergoglio ofrece su opinión sobre la corrupción y la diferencia entre misericordia y compasión. También explica la relación entre misericordia y justicia. Al final del libro incluye el Misericordiae Vultus (Bula de convocatoria del jubileo extraordinario de la misericordia).
En el libro, nacido de una conversación con el vaticanista
Andrea Tornielli,
Francisco I hace una confesión amable y cercana, exponiendo ejemplos y relatos personales de sus vivencias cuando era rector del colegio Massimo de los jesuitas y párroco en Argentina. Cuenta que entonces, una madre que había sido abandonada por su marido le comentó que era prostituta para darle de comer a sus hijos.
Entre esos ejemplos de misericordia expone los casos de esas madres y esposas de presos que "se someten a la humillación de los cacheos" y "no reniegan de sus hijos o maridos que se han equivocado". De fácil lectura, pero profundo. La misericordia está presente a lo largo de todo un libro contado con sencillez, con corazón, con bondad. Y entre las anécdotas curiosas, reflexiones que nos llevan a detenernos un momento para valorar un poco el mundo en el que nos encontramos.
"Nuestra humanidad está herida, sabemos reconocer el bien y el mal, sabemos qué es el mal, intentamos seguir el camino del bien, pero a menudo caemos por causa de nuestra debilidad y escogemos el mal".