El mercadeo de los sillones

Es todo un espectáculo. Están en juego los sillones, el sueldo, vivir cuatro años más como humildes servidores públicos. Es un objetivo encomiable porque estos tipos consagran su vida a la ciudadanía. Qué sería del vulgo sin nuestros inefables e ínclitos políticos. Estos seres de luz están en la cúspide, se erigen en nuestros salvadores, velan por nuestro bienestar y nuestro futuro. Claro que sí. ¿O es que usted lo pone en duda? Bueno, ya acabamos con la ironía. Qué quiere que le diga, el sarcasmo o el doble sentido siempre me han parecido ejercicios semánticos divertidos. Por cierto, que de léxico y gramática los políticos, por lo general, anda bien cortos. El otro día, tras el fallecimiento del que fuera primer ministro italiano y capo empresarial mediático, Silvio Berlusconi, la dama de la izquierda, la felicísima Yolanda Díaz dijo, textualmente: "Desde luego mis condolencias a su familia, pero entiendan que la disparidad del proyecto político que él representó no adolece de mi compasión. Obviamente, descanse en paz y respeto a sus seres queridos". Y se quedó tan ancha, la siempre sonriente Yolandita.

Pero volvamos al tema de los sillones. La confección de las listas electorales es el negocio que preocupa a los políticos nacionales, congresistas y senadores, que no quieren quedarse fuera de la fiesta, compuestos y sin paguita. La demoscopia está planteando unos escenarios que a muchos preocupa, a los de la izquierda básicamente. Si la tendencia se confirmara habrá quien se quede en el paro, esa experiencia tan desagradable que el resto de los ciudadanos seguro que ha conocido en algún momento de su vida.

Vayamos por partes. Primero la alianza forzada de las izquierdas menores en torno a esa nueva figura emergente, de discurso pueril y hueco, la felicísima Yolandísima Díaz. La señora anda sonriendo todo el día, pero también tiene retranca. Fue ungida por el excoletas, designada a dedo. Pero el juguetito, que Iglesias creía controlar, se ha descocado. Los aduladores han hecho pensar a Yolandita que lo suyo tiene futuro si sigue sonriendo sin decir una palabra más alta que otra y sin decir prácticamente nada con sentido. Y ahora, la dama con más glamour de la izquierda obvia a su padrino y destierra a los grandes activos de Podemos, Irene Montero y Pablo Echenique, no incluyéndoles en las listas del conglomerado este de SUMAR. Lo hace porque cree que son figuras desacreditadas por sus actividad gubernamental y parlamentaria. Así que, ¡fuera de aquí bichos!

El juego de los sillones está en plena efervescencia y el rapiñeo por un puesto con opciones de entrar en alguna cámara de representación es el deporte por excelencia de nuestros queridos políticos. Así funciona la política y la clase política en España. El secretario general del PSOE, por su parte, sigue dirigiendo el partido con puño de hierro y cual César moderno dicta sentencia colocando a sus acólitos, a sus fieles. Así, la directora de la Guardia Civil, Mercedes González, que lleva apenas dos meses en el cargo, cesa para ser candidata del PSOE en Madrid. Va de número 10 con lo cual su escaño podría volar si la debacle anunciada se produce (en las últimas elecciones por Madrid entraron diez diputados socialistas). En cualquier caso, habría tenido las horas contadas si el Gobierno central cambiara de color, como tantos otros cargos de libre designación. Es el mercadeo político que se reproduce una y otra vez con los electores, los ciudadanos, como coartada perfecta. Es el juego democrático al que estamos invitados a participar, aunque no creamos en él o no nos gusten sus reglas. 

Aún queda para el 23 de julio. Tómese con calma el aluvión de mensajes, discursos, mítines, promesas, debates, propuestas y mentiras, sobre todo mentiras. Porque los principios morales y la ética son factores ausentes en la ecuación política. De moralidad sabe mucho un expresidente, José Luis Rodríguez Zapatero. Eso al menos quiere trasladar con sus intervenciones mediáticas. Se ha despachado con unas declaraciones en radio en las que se ha jactado de ser él y su gobierno el que acabara con ETA sin que la organización terrorista pidiera nada a cambio, sin ninguna concesión. Un ex etarra, un tal David Pla, hace un par de años en una entrevista en TV3, decía que la banda tenía acordada una hoja de ruta con el Gobierno de Zapatero para dejar las armas. Más allá de la mentira, es sonrojante que el expresidente se arrogue el éxito de haber acabado con el terrorismo de ETA, vanagloriándose de ello, dándose golpes en el pecho desde la soberbia más descarada, cuando fue una labor de toda la sociedad en su conjunto, de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y más de 800 víctimas mediante.

Estamos convocados a las urnas en pleno verano. Cuídese del calor porque es más que probable que el ambiente sea tórrido y puede que hasta peligroso para determinadas personas, como los mayores, una cuestión que seguro ha tenido en cuenta Pedro Sánchez cuando decidió la convocatoria. ¿O no? Nuestro querido presidente siempre actúa por el bien común y por el interés general. ¿O es que usted no lo sabe? Ah, si es que usted y yo somos unos mal pensados creyendo que a Sánchez le mueven intereses personales, la estrategia electoral con la baja participación y esas cosas… Bueno, basta ya por hoy, que lo irónico también puede cansar. Veremos si el destino también lo es con el presidente Sánchez el 23 de julio.