El son triste

Viajar siempre debería ser una experiencia de aprendizaje, de conocimiento, de vivencias que enriquecen la vida. Por eso viajar es la gran pasión de muchos seres humanos, aquellos ávidos de descubrir nuevas culturas, idiosincrasias, costumbres, paisajes y paisanaje. Hay quien prefiere la seguridad de lo conocido y así mantenerse en una burbuja más o menos controlada en la que lo inesperado quede casi anulado. La vida es incierta y por mucho que se quiera controlar, las certezas y la seguridad son imposibles.

Los viajes son memorables y dejan un poso al viajero, a veces agridulce. Cuba es un país hermanado con el nuestro con un pasado y una historia comunes. Fue colonia española hasta 1869 hasta que se independizó de España con la ayuda de Estados Unidos en 1902. Esa es la razón por la cual muchos españoles eligen ese destino. La precaria situación socioeconómica de los cubanos no disuade ni reprime las ganas de aventurarse en el país y vivirlo de primera mano. De antemano, la información previene y adelanta las circunstancias de Cuba, pero nada es comparable a la realidad vivida 'in situ'. 

Los problemas de los cubanos son problemas para cubrir necesidades básicas, es decir, adentrarse en Cuba es descubrir el mal llamado tercer mundo, esa buena parte de la población mundial situada sobre todo en África y Asia, y en el que la energía y el agua son bienes escasos que a menudo faltan. La carestía es la moneda corriente del cubano; bienes de consumo triviales son para ellos con frecuencia un lujo. Son víctimas además de una política económica desacertada a tenor del resultado con un peso cubano muy devaluado y con el euro y el dólar como divisas necesarias para el día a día, pero al mismo tiempo, inaccesibles para la mayoría de la población.  

Cuba tuvo un pasado esplendoroso. Hasta mediados del siglo XX era una verdadera perla en el Caribe con una economía pujante, pero con regímenes políticos dictatoriales, una gran desigualdad social y un analfabetismo muy extendido. El gobierno dictatorial de un tal Fulgencio Baptista, que se impuso tras un golpe de Estado en 1952, propició la revolución social armada liderada por Fidel Castro y Eduardo Che Guevara. Esa revolución, con el comunismo por bandera, favoreció la educación pública y la sanidad universal. Pero la ideología política comunista, esa que propugna la igualdad entre los ciudadanos, rechaza la propiedad privada y defiende la existencia de un Estado todopoderoso con lo público como piedra angular, esa ideología se ha mostrado ineficaz. No hay ningún régimen comunista hasta la fecha que no haya desembocado en miseria para la población y Cuba no es una excepción. 

La situación actual de Cuba ha sido provocada por muchos factores, entre ellos el bloqueo comercial al que la somete Estados Unidos desde hace décadas y la desaparición de la Unión Soviética, gran benefactor de la economía cubana desde los años 60. Visitar este país es descorazonador, sobre todo porque se percibe en la población cierta resignación ante el futuro. Muchos no confían en revertir la dura realidad que viven. Tanto es así, que lo que muchos desean es escapar, emigrar a cualquier país donde poder salir adelante con su esfuerzo. Porque el gran problema de Cuba es que las expectativas son negras. El sueldo medio de un cubano está en torno a los 30 euros mensuales, es decir, la gente trabaja, pero no puede subsistir con lo que gana, el salario no les da para vivir dignamente. 

El mundo es un lugar desigual. Posiblemente esa variabilidad, esa diferenciación sea el encanto que tiene este planeta. Ojalá algún día las diferencias sociales, culturales y políticas no provoquen que la población viva sometida o de forma miserable. Porque lo mínimo que un ser humano debe tener son unas condiciones de vida dignas. Hoy, eso en Cuba, no es tarea fácil, desgraciadamente.