El pasado día 4 de mayo tuvo lugar el homenaje que en el IES Caballero
Bonald se le rindió a la bailaora jerezana María del Mar Moreno. Hacia años que
una de las profesoras del centro, Loly Corral, venía demandando este homenaje y
reconocimiento. Previamente, otros alumnos que han alcanzado el reconocimiento
en sus respectivas carreras, habían recibido el homenaje del instituto en el
que habían estudiado, tales como el tenor Ismael Jordi, o los Deliquentes. Pero
faltaba un homenaje a una de las figuras más grandes del flamenco de Jerez,
como es María del Mar Moreno. Faltaba el homenaje a esta gran artista. Porque a
pesar de ser una gran figura, es sobre todo y ante todo una gran persona y una
gran mujer.
La idea de este homenaje surgió hace muchos años por parte de esta
profesora, Loly Corral, pero diferentes causas fueron impidiendo su
realización. Es cierto que las cosas suceden cuando tienen que suceder, y no en
otro momento. Fue necesario el cambio en la dirección, la llegada de la nueva
directora, Alicia Rodríguez, fue necesario la llegada de nuevos compañeros,
como es el caso de un gran flamencólogo, como es Julio de Vega, para que los
astros se alinearan e hicieran posible este sencillo homenaje, al que también
asistió su maestra Angelita. María del Mar se vio arropada por sus profesores
del instituto, pero también de su gran maestra y mentora en el baile, la que
supo sacar de ella todo el arte que había.
El acto, muy sencillo, consistió en unas palabras por parte de la
directora del Centro, así como de los profesores Pepe Zambrano y sobre todo de Loly
Corral, cuyas sentidas palabras consiguieron emocionar, tanto a María del Mar,
como al resto de los presentes. Pero a partir de ahí, la protagonista fue María
del Mar. Ella quería hablar con el alumnado, que le preguntaran, que ella
pudiera contarles como fue su vida, su camino, en el mundo del arte flamenco, y
en la vida. Sus palabras fueron toda una lección, que en estos tiempos
mediáticos, en lo que más se valora es la fama, por efímera y perecedera que
sea, ella, con los pies en el suelo, le dijo a un alumnado que consiguió
enganchar desde el primer momento, que no importa la fama, que no hay que
perseguirla, que lo que importa es el camino, el trabajo bien hecho. Que lo que
importa es la pasión con la que se haga ese trabajo, sea el que sea.
Oyéndola hablar no parecía que estuviéramos escuchando a una de las
primeras figuras del flamenco a nivel internacional. Parecía que era aquella
niña, de ojos intensos, que siempre con ilusión y voluntad conseguía sacar unas
notas espectaculares en todas las materias, a pesar de tener que compatibilizar
los estudios con el baile. Pero es que el baile era su pasión, al igual que los
estudios, consiguiendo una muy sólida formación.
Es difícil encontrar alguien que con su éxito siga siendo la misma
persona asequible, amable y cotidiana de siempre. Pero al mismo tiempo
comprometida con su tiempo, con la sociedad, con sus compañeros, con la vida. Y
es cierto lo que ella decía: No se puede crear si no es desde el corazón, desde
la pasión, desde el compromiso. Para ser un artista, del tipo que sea, pero de
la categoría de María del Mar, hace falta, en primer lugar ser buena persona, y
estar comprometido. El arte es compromiso, es lucha, es pasión.
En este sencillo acto quedó patente la categoría moral de esta mujer,
defensora y comprometida con las mujeres, con el feminismo, como no podía ser
de otra forma.
Lo único que a ella le dolía, es el poco compromiso, el poco conocimiento
que tiene la juventud jerezana de su cultura flamenca. Pocos de los asistentes
estaban, hasta ese momento, interesados por el flamenco. Estoy seguro que a la
salida, el número de interesados había aumentado de manera considerablemente. Y
es que María del Mar tiene esa cualidad tan difícil de encontrar, como es el hacer que aquello de lo que habla,
de lo que siente, resulte indiferente a quien la escucha.
Al fin, este jueves 4 de mayo de 2017, se cumplió, algo que era de
justicia, al tiempo que rendir un homenaje a una mujer fuerte y luchadora, como
era la intención de hacérselo sentir por parte de los organizadores, y
fundamentalmente de Loly, de quien partió la idea.