Aunque forma parte de la trilogía El cruce de Roppongi, la siguiente novela se puede leer sin problemas de forma separada. La forma de las cosas (Ediciones Alfar) es el título que destacamos hoy en nuestro capítulo dedicado a las reseñas. Una novela escrita por el autor colombiano Rafael Reyes-Ruiz.
Nos encontramos ante un relato de experiencias vitales, de personajes que buscan aventuras personales para encontrarse con su yo interior. Es lo que le sucede a Javier, el protagonista de la novela. Un buen día decide aparcar su vida en Estados Unidos y se marcha a recorrer el sudeste asiático en una ruta marcada por la ausencia de una mochila con piedras del pasado.
Con melancolía, sin un cordón umbilical con su tierra y con unos personajes secundarios muy perfilados, el autor divide la historia en dos partes que están separadas una década en el tiempo. Esto nos permite ver la transformación que sufre el protagonista, que pasa de esa etapa aventurera, e incluso idealista, a una más contemplativa y acomodada. En ese trasvase, precisamente, Javier contempla en su espejo existencial que su vida ha tomado unos derroteros imprevistos que le hacen replantearse todo.
Con el abrazo permanente entre Occidente y Oriente, el autor crea una atmósfera que, entre lugares y escenarios asiáticos, también tienen lugar costumbres y tradiciones propias del continente. Con una prosa ágil, una trama enigmática y muchos claroscuros, La forma de las cosas es un viaje de ida y vuelta por la memoria histórica y los rincones del alma.
“Pero no podía quejarse. Trabajar en Japón le había permitido ahorrar suficiente dinero, con el que por fin podrían comenzar una nueva vida; quizás en Estados Unidos, pero más probablemente en Tailandia, o en Colombia, donde el dinero les alcanzaría para más. Todo dependía de si era capaz de seguir con el ritmo de trabajo que había llevado hasta ahora; un ritmo al que se acostumbró, pero que desde un tiempo atrás había comenzado a hacer mella dentro de sí y lo estaba agotando poco a poco”.