Setenta y dos horas antes de la trágica cogida y muerte de Paquirri en Pozoblanco el célebre diestro había toreado la que sería su última corrida en en la plaza de toro de Jerez. Fue el domingo 23 de Septiembre de 1984. Esa misma tarde compartió cartel con José María Manzanares y Curro Durán. Lidiaron una corrida de Juan Pedro Domecq. Un triste recuerdo que rodea en la conmemoración de este día 26 en el fatídico cuadragésimo aniversario de su desaparición.
Como si se tratase de una reflexión filosófica, lo sublime ha de ser siempre grande; lo bello puede ser también pequeño. Lo sublime ha de ser sencillo; lo bello puede estar engalanado. Una gran altura es tan sublime como una profundidad. Un largo espacio de tiempo, es sublime. Todo es aplicable a la vida artística y al perfil humano de Paquirri y a su desolada desaparición hace ya cuarenta años. Paquirri hizo grande el mito. Lo ha sublimizado en el paso del tiempo. Protagonizó un suceso irreparable para la historia de la tauromaquia.
Muy amplio a veces ha sido el debate del mundo taurino clamando por la vinculación de la fiesta de los toros a Cultura. El actual gobierno español la tiene abandonada por completo. Existe el claro indicio de abolirla. La institución ministerial española está en deuda con Francisco Rivera Pérez. De todas formas, a los toreros les ha faltado siempre unidad corporativa para saber defender sus condiciones profesionales y artísticas y donde de verdad han dado la talla de héroes ha sido en el ruedo en cuyo lugar exponen a cambio del éxito su vida y con el riesgo inevitable del que muere, muere de verdad. Trágicos ejemplos son las victimas que le siguieron a Paquirri en el paso del tiempo como José Cubero Yiyo, el picador José Antonio Muñoz ,los banderilleros El Campeño, Manuel Montoliu, Soto Vargas Curro Valencia, los matadores Pepe Caceres, Víctor Barrio, Iván Fandiño…
El modelo y ejemplo de Paquirri ha tenido sublime consecuencia para ser declarado figura en cualquier época en la que hubiese aparecido. Lo mismo cuando alcanzó su justa proclamación de primera figura con alternativa en 1966 y consolidado en el primer nivel del escalafón desde principios de los años setenta que como si hubiera irrumpido en la actualidad. El palmarés alcanzado de éxitos es una fiel condecoración de lo que supuso a raíz de su debut con picadores en 1964 hasta su muerte veinte años después con el desarrollo de una carrera brillantísima abriendo seis veces la puerta grande de las Ventas de Madrid, otras tantas la de la sevillana y maestrante Puerta del Príncipe y de las plazas de primera categoría de España, Francia, Portugal y del continente americano. Sin olvidar sus éxitos en Jerez aclamado como máximo triunfador de las ferias de 1977,1979 y 1982
Torero muy completo en todos los tercios, variado, espectacular, atlético, poderoso y con la perfección en la suerte suprema. Fue un extraordinario matador de toros. En los perfiles de organización de las primeras ferias de España bien que se recuerda su imagen popular y transcendental que fue para aparecer en las confección de todos sus carteles. Fue además muy accesible y comunicador para realizar nuestra tarea profesional informativa. Su desaparición fue un mazazo pero al mismo tiempo supuso un clima expectante de morbosidad que envuelve a la fiesta cuando se produce la tragedia.
La muerte de Paquirri se convirtió en un tributo letal injusto con el proceder de quien lo había dado todo por alcanzar las mejores glorias elevadas en la fama y en la fortuna personal alcanzada para él mismo y para cuantos se convirtieron en sus más directos herederos que la siguen disfrutando en el paso del tiempo.
Dos de sus hijos, Francisco y Cayetano, destacados matadores de toros inmensos acaparadores de lo mediático, han podido seguir con toda dignidad honrando la figura de su padre aunque les ha sido imposible alcanzar las metas conseguidas por el progenitor. El mejor símbolo de gratitud por parte de sus descendientes hubiera sido convertir en sublime la discutida Medalla de Oro de las Bellas Artes que fue concedida en su día a Francisco, abdicándola en la memoria póstuma de su padre. La capacidad profesional y artística de Paquirri, historia, mito y leyenda merecen todos los honores que se puedan alcanzar con la gloria a cambio de extinguir una vida terrenal plena de éxitos .
Jerez estuvo siempre en el sentir de Paquirri. Sus éxitos por toda la geografía española con ganaderías jerezanas de su predilección Torrestrella, Jandilla, Juan Pedro Domecq, Marques de Domecq, Fermín Bohórquez le acercaros. No había feria en que no estuviera anunciado con éxitos repetidos. Aun permanece en nuestra memoria cundo a la misma puerta de cuadrillas del festival de Afanas negociaba su contratación para todas sus plazas con la empresa Balañá con Manuel Cisneros que por aquel entonces el gestor del empresario catalán. En este último año de su vida torera hizo tres paseíllos en el coso jerezano además de las dos corridas de mayo y septiembre. Por delante el festival de Afanas en el que durante años se hizo primer valedor para unirse al impulso organizador de una dama ejemplar como fue Mercedes Domecq. Nos parece increíble recordar cuarenta años después a personas desaparecidas tan apreciadas que eran paralelas a nuestra edad. Cuantas anécdotas simpáticas habría que citar. Nuestra eterna gratitud queda plasmada en el recuerdo personal por el detalle de Paquirri de brindarnos el último toro que lidió en Jerez.
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