La experiencia 'au pair' ante la incertidumbre

Es difícil abandonar el nido. Se tengan 16, 17 o 22 años. Unos lo hacen antes y otros después, pero todos acaban por hacerlo. Las salidas laborales son muy pocas en España, menos aún en Jerez, una joya a la que nadie interesa pulir. Pero la globalización permite a los jóvenes no tener fronteras y por eso muchos vuelan para cuidar las alas de otros más pequeños.

"Me voy. Ya he buscado la familia. Lo sé, es una locura, pero me voy a Irlanda". Fue la conversación que Estefania Caballero tuvo la noche en que decidió irse con un amigo. Faltaban solo dos semanas para partir, pero lo tenía claro. Había terminado su carrera, magisterio de educación infantil, y quería aprender idiomas: ¿Qué mejor manera?

Irlanda era su destino. "Lo tenía claro. Me habían dicho que era mejor que Inglaterra para aprender el idioma", reconoce Estefania antes de afirmar que su madre pensó en un principio que estaba loca: "Pero, bueno, al final sabía que era una buena opción para mí y me apoyó". "Prácticamente ser 'au pair' es ser niñero/a y aprovecho para poner en práctica con cada uno de los niños, dependiendo de su edad, los conocimientos adquiridos en la carrera".

En su caso, encontró su familia a través de Facebook. También se puede hacer a través de portales especializados para ello. Una vez te pones en contacto, lo siguiente es negociar las condiciones, un aspecto que cualquiera que haya tenido esta experiencia recomienda cerrar muy bien antes de aceptar. 

"Yo primero contacté con una familia pero no llegamos a un acuerdo económico. Luego con mi familia negocié, porque me dan 100 euros y en la zona dan 120 -por semana-, y acepté con dos semanas de vacaciones en navidad, una de ellas pagadas", dice Estefania, que recalca: "El tema de las vacaciones se negocia con cada familia también. Depende de cómo les convenga".

Volver por navidad es un poco de aire. Narra a sus conocidos lo bien que le va o lo bien que le tratan. Como la mayoría de jóvenes que se van fuera, lo que peor lleva son los horarios de las comidas: "¡Como muy tarde a las 7 ya he cenado!".

Viajar y conocer nuevos lugares es una de las motivaciones que tienen estos jóvenes a la hora de marcharse. Cada semana un nuevo destino. Lo que les dan por el trabajo no sirve para ahorrar, a no ser que te quedes en casa. Sin embargo, salir del hogar es un desahogo del empleo, pues al trabajar con los niños ellos siempre están ahí, y una aventura.

Los propios 'au pair' reconocen que no todas las historias son bonitas. Hubo quien tuvo que marcharse días antes para volver a casa. O quien prefirió hacer más corta su estancia debido a que no se sentía a gusto tan lejos. Unos se llevaron cal y otros arena

De todas formas, cada uno lo lleva de la mejor manera que puede. Hay quien ha sacado su lado más 'youtuber' y emite en directo a través de Facebook muchas de sus experiencias. Otros decidieron abrir un blog o hacer grandes publicaciones en las redes para expresar todo lo que están sintiendo.

Al final, haya sido buena o mala la experiencia, pocos son los que se arrepienten, aunque como señalan algunos de estos jóvenes: "Esto es para aventureros".

Aunque pueda parecer extraño, en Jerez también existen au pair. Llegan procedentes de otros países como Austria y lo hacen para enseñar a los pequeños jerezanos inglés. "No sé mucho español, de hecho tengo que hablar con los niños en inglés para enseñarles", se quejaba Claire, una austriaca que hace de au pair en tierras jerezanas. Además, tampoco parece estar demasiado contenta con los niños que tiene que cuidar: "Tienen 10 y 12 años, los dos son varones y como que pasan un poco de todo. Casi siempre están con los móviles". Esta austriaca, cuyo nombre no es real, tiene 19 años y llegó para aclarar qué quiere estudiar. Aún no lo tiene decidido. De momento, se apoya en sus amigas: "Somos unas 10 au pair aquí en Jerez solo y nos ayudamos las unas a las otras".