Las propuestas originales siempre son bien acogidas en
MASLEER. Después, el libro podrá estar a mayor o menor altura por su contenido, narración, estilo y capacidad de transmitir del autor, pero encontrarte con una propuesta que aporte algo diferente siempre, inicialmente, es positivo. Y ayuda también a la hora de digerir mejor la lectura. En esta ocasión, la dosis de distinción nos llega con
El Escritor, una novela que se podría dentro del género fantástico, pero que igualmente podría quedarse fuera de cualquier molde.
Javier Alcover Fernández, el autor, define en el prólogo su novela: "El Escritor no es más que la consecuencia de una gran contradicción interior: un ataque de ego y, al mismo tiempo, un ataque contra el ego o un intento de estrangularlo". Y partiendo de esta idea nos vamos a encontrar con la historia de Javier Cortés-Jiménez, un joven barcelonés que vive en su propia realidad. Golpeado por la sociedad y en una gran crisis existencial, el protagonista decide construirse un mundo a su medida con su escritura.
El libro es una reflexión sobre la vida, sobre las cosas cotidianas. Javier Cortés-Jiménez es el cómplice de
Javier Alcover Fernández en esa radiografía de los tiempos de este siglo XXI. Por cierto, que la novela fue publicada por primera vez en el año 2006, pero recientemente ha sido reeditada con acierta por
Chiado Editorial.
Saltando de trama en trama, con muchas historias de fondo, con unos personajes muy peculiares y con grandes dosis de imaginación y fantasía,
El Escritor te sorprenderá y agradará si buscas una lectura que se salga de lo habitual.
"No podía creer lo que estaba escuchando. En primer lugar, Maria de la Pau me sorprende invitándome a su habitación sin apenas conocernos de nada. Después, le pregunto sobre aquello que me quiere mostrar y decido no decírmelo, dejándome intrigado, la cual cosa confirma un poco más la hipótesis de la encerrona sexual. Y reconozco que es magnífico, aunque, quizás, demasiado inesperado, pues, en estas circunstancias, estoy acostumbrado a manejar ritmos más previsibles. Y, por último, para acabar de confirmar mis sospechas, esa misma tarde la escritora invita a su personaje a ir a jugar al bosque, precisamente, para poder estar a solas conmigo en su habitación".