Menos palmaditas en la espalda y más medios de protección

30/04/20 +Jerez Opinión: Rafael Sánchez

Es complicado comprender y transmitir el sentir de un policía, un enfermero o un médico, máxime después de la actitud observada por parte algunos ciudadanos irresponsables el pasado domingo en todas las calles de nuestro país. Pero, en primer lugar, me gustaría hablar en primera persona y contaros cómo estamos viviendo mi familia y yo esta maldita crisis sanitaria desde antes de que se fuera todo de las manos.

Desde que saltaron las alarmas por un virus mortal desconocido en una ciudad china llamada Wuhan, medio mundo se empezó a estremecer viendo cómo miles de ciudadanos chinos fallecían a causa de este nuevo invasor de la naturaleza. Las informaciones que nos llegaban de este virus eran escasas, ya que ni los propios chinos conocían en un principio cuál era el foco de la infección y cómo se transmitía a los seres humanos.

Los síntomas eran más o menos reconocibles y comunes, y la única forma que tenían (y tienen) para combatirlo de momento son seguir unas estrictas medidas de higiene y de protecciones básicas (gafas, mascarillas, guantes, geles hidroalcoholicos, mantener la distancia de seguridad con las personas, etc.). Posteriormente a todo esto se sumó el confinamiento general y paralización de la zona afectada.

Mi padre me decía siempre de pequeño, "cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar...", pero aquí en España somos muy valientes, o mejor dicho, muy inconscientes, y más viendo en el mapa a la distancia que se encontraba ese "lejano" virus que era prácticamente imposible que llegara a nosotros. Ese problema era cosa de otros, la vida continúa, y mientras a nosotros no nos afecten.

Los días pasaban, y los ciudadanos chinos caían como chinches en Wuhan, aunque gracias a sus estrictas medidas de seguridad consiguieron concentrar la epidemia en una sóla zona de toda China sin que apenas afectara al resto del país, curioso y a la vez digno de admirar. Los días fueron pasando, y se empezaron a conocer los primeros infectados en Italia, pero todavía no había que alarmarse, eran casos aislados y supuestamente controlados, se decía que no había motivos "razonables" para tomar medias que pudieran crear "alarma social" en nuestro país.

En cuestión de un par de semanas la pandemia era más que evidente en Italia y empezaron a morir personas, ya no estaba el virus tan lejano, ya no estaba tan controlado como nos creíamos, y cada vez se veía como algo más próximo, pero los ciudadanos italianos seguían viniendo a España, tanto por tierra, mar y aire sin ningún tipo de control. España seguía sin ver motivos suficientes todavía para tomar ninguna tipo de medidas extraordinaria, de hecho se seguía celebrando eventos y manifestaciones autorizadas con total normalidad hasta días antes del estado de alarma.

Por mi condición de agente de la autoridad no voy criticar la forma en la que ha gestionado la crisis sanitaria el Gobierno de España, ni puedo ni es a mi a quien me corresponde analizar en cómo han actuado los gobernantes y expertos. Lo único que os puedo contar es cómo los hemos vivido mi familia y yo, y profesionalmente cómo nos afectado todo esto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Antes que nada, me gustaría puntualizar que a pesar de todo me siento dichoso y un privilegiado. Muchísimas familias, ya sean porque les han hecho un ERTE en la empresa donde trabajan, o porque son autónomos, se han quedado en la auténtica indigencia, comiéndose los poquitos ahorros que le quedaban, o incluso en algunos casos teniendo que pedir ayudas a familiares y a amigos. Y lo peor de todo, que se les presentan un futuro muy incierto donde no saben si volverán a recuperar sus puestos de trabajo o si podrán mantenerlos, porque yo a pesar de ser agente de la Autoridad formo parte del pueblo; mi madre y mi hermana son autónomas, muchos miembros de mi familia y amigos están a verlas venir. Me pongo en la situación de ellos y se me encoge el alma, ellos son, junto al personal sanitario, los auténticos héroes de este país, los que cumplen con el confinamiento en sus hogares y hacen de padres, de maestros, de monitores de juegos, de cocineros, de psicólogos, etc. Yo sólo soy un eslabón mas en la cadena que intenta tirar de ella para sacar este país hacia delante y que podamos volver lo antes posible a la normalidad y que todos recuperemos nuestras vidas, aunque muchos de ellos por desgracia se han quedado en el camino, má de 22.000 personas no las volveremos a ver nunca más, ni tan siquiera han tenido un entierro digno, así que desde este artículo me gustaría transmitirle mi más sentido pesar hacia los familiares de cada uno de ellos, además de amigos y allegados de todas esas personas que no pudieron superar el maldito coronaviru. Mi bandera de España con mi lazo negro seguirá luciendo en mi balcón hasta final de año rindiendo luto a todos los caídos, porqué nadie quedará en olvido, aunque algunos intenten mirar hacia el otro lado y quitarle hierro a todas estas desgracias que tanto y tanto dolor le está causando a miles de familias.  

Y ahora, después de este inciso, me gustaría detallaros mi rutina diaria:

Mi día a día no es como el de la mayoría de las personas. Cuando salgo de casa para ir a trabajar soy consciente de que es más que evidente que estoy continuamente expuesto al contagio, y mira que intento seguir unas pautas estrictas de seguridad que a continuación os la enumeraré una a una para que os hagáis una idea:

1º) Antes de salir de casa me pongo mis guantes de látex y mascarilla (compradas por mí, por supuesto...), preparo mi bote de gel hidroalcohólico (en ocasiones de fabricación casera debido a la falta de existencias en las farmacias, y por supuesto también pagado de mi bolsillo).

2º) Llego al trabajo y comienza mi jornada laboral. Los ciudadanos en general están respetando bastante bien el confinamiento, aunque siempre te encuentras algún inconsciente que se salta las normas a la torera y hay que darle un toque de atención, aunque sinceramente son los menos, la población en general está cumpliendo con las normas y con el estado de alarma. Pero el virus está ahí afuera, el número de contagiados y fallecidos sigue siendo muy elevados, y de momento la calle no es un medio seguro y toda precaución es poca.

3º) Termina mi jornada laboral, hecho el uniforme en una bolsa, y ésta en otra bolsa más bien cerrada y prescintada., me lavo bien las manos, la cara, me visto de calle, me vuelvo a colocar mis guantes de látex (desinfectado con gel hidroalcoholico y reutilizado), mi mascarilla, y me subo a mi coche para regresar a casa. En el coche siempre tengo un trapo y un tarro difusor de lejía diluida con agua para desinfectar todas las partes del coche que he tocado antes de bajarme al llegar a casa, el salpicadero ya se empieza a emblanquecer, a pasado de un negro brillante a un gris claro mate, pero no me importa, toda precaución es poca, en casa me espera mi familia.

4º) Abro la puerta de mi hogar, me quito los zapatos, me pongo mis zapatillas de estar por casa, y vienen mis hijos corriendo a saludar de su papá, como en cualquier familia, pero con todo el dolor de mi corazón y con más ganas que ellos de abrazarlos, les tengo que pedir que no se acerquen a mi, todavía me queda algunas tareas preventivas antes de poder disfrutar de mi familia.

5º) Me dirijo al lavadero, me quito la ropa que llevo puesta, la introduzco junto a la del trabajo dentro de la lavadora, y la echo a funcionar, es ropa contaminada, y por cierto ya bastante gastada de tantísimos lavados.

6º) Me voy al cuarto de baño y con el codo abro el grifo del lavabo, me lavo bien los guantes con agua y jabón, y me los quito con mucha delicadeza para ver si consigo que no se rompan y darle algún uso más, ya que es un material del cual no tenemos en  abundancia debido a la falta de existencias.

7º) A continuación, una vez las manos limpias y desinfectadas, me quito la mascarilla, que aunque se supone que son de un solo uso, escasean al igual que los guantes, así que le echo por fuera y por dentro un poco de alcohol de 97º y la pongo secar, todavía puede aguantar algunos días más, aunque su efectividad evidentemente no será la misma.

8º) Me doy una buena ducha con agua caliente, me enjabono bien el cuerpo y la cabeza, me seco y me pongo ropa limpia y desinfectada.

9º) Después de casi una hora de llegar a casa, ahora por fin si puedo saludar a mi familia, mis hijos me abrazan, juego con ellos, les ayudo hacer la tarea (si llego a una hora prudencial), intento participar en mi terraza en el aplauso diario de las 20h de la tarde a los sanitarios, y si me da tiempo preparo la comida o la cena. Aún así, a pesar de haber cumplido con todas las medidas de seguridad habidas y por haber, tu instinto paternal te hace guardar un poco las distancias con tu mujer y tus hijos, siempre te queda la duda ¿y si tengo el virus, soy asintomático y contagio a mi familia?, ese miedo y esa duda te hace estar siempre en alerta, jamás me perdonaría contagiar a un miembro de mi familia, aunque desgraciadamente algunas veces es inevitable.

10º) Llega la hora de dormir, ¿y ahora que hago, me acuesto tranquilamente en la cama con mi mujer?, uno sigue pensando si está contagiado y es asintomático... ¿Va a estar toda la noche mi esposa pudiendo respirar carga vírica mía? Así que después de varias días sin poder descansar bien, dándole la espalada a mi mujer toda la noche durmiendo en la misma postura, y comiéndome mucho la cabeza, llega el momento que decides dormir solo en una habitación. Cada vez te aíslas mas, la familia es lo primero, lo haces por ellos.

Esto es el día a día de cualquier policía, algo que se ha convertido en una rutina diaria y que mas o menos vas asimilando como algo vitalmente necesario, es el trabajo que uno ha elegido y son las consecuencias que se tienen que asumir, porque España te necesita, tenemos un virus que derrotar y debemos seguir al pie del cañón como los grandes profesionales que somos, porque siempre que hay un problema en nuestro país ahí están las FCSE para coger el toro por los cuernos, y nunca fallamos, somos implacables. Pero a mi se me complicó aún mas la cosa, no tenía bastante ya con todo el estrés mental que nos está causando esta situación, sino que además un día al llegar a casa y seguir todos los protocolos anteriormente descritos, al salir de la ducha te da el cuerpo un escalofrío, uno de esos que te recorre de arriba a abajo y se te ponen los bellos de puntas, y te das cuanta de que algo no va bien, te sientes raro, cansado y se te empieza a escender todas las alarmas.

Me fui al cuarto que provisionalmente he habilitado para poder aislarme, me puse el termómetro y tenía 37,8º, pero intentas mantener la calma, acababa de salir de la ducha y venía de trabajar, esperé 10 minutos y me volví a tomar la temperatura y la fiebre seguía subiendo hasta los 38º, ya era mas que evidente que tenía fiebre y que algo no iba bien.

Mi mujer entró en el cuarto para preguntarme cómo estaba, y automáticamente le pido que cierre inmediatamente la puerta, que no la abra bajo ningún concepto, tenía fiebre y podríamos correr peligro toda la familia. En esa habitación de aislamiento tenía siempre preparado un difusor con agua y lejía y un trapo, el cual empecé a utilizar cada vez que iba al baño, no sabía lo que tenía, y había que desinfectarlo todo para mantener mi familia a salvo.

Al día siguiente seguía con fiebre, aunque con el paracetamol lo iba controlando, pero no tenía ningún otro síntoma que lo pudiera relacionar con el COVID-19, sólo la fiebre, era probable que fuera un simple resfriado, pero siempre te queda la duda. Así que llegada la tarde me vestí, me puse mi mascarilla y mis guantes, y decidí acudir a Urgencias de un Hospital privado (el que me corresponde, nosotros no tenemos Seguridad Social), tenía que asegurarme de que no estaba infectado, cosa que todo apuntaba a un simple resfriado.

Una vez allí me hicieron todas las pruebas correspondientes (nivel de oxígeno en la sangre, tensión, pulsaciones, radiografías...etc), todo indicaba en que no había que alarmase, posiblemente era un catarro sin importancia, pero aún así los médicos, que son unos grandes profesionales, por protocolo decidieron ponerme en cuarentena e incluirme en el programa de aislamiento de 14 días, por precaución.

Me fui a mi casa un poco más tranquilo, pero no del todo convencido, tenía fiebre y tampoco los médicos me habían dado un diagnóstico claro, yo solo pensaba en mi familia,  pero tampoco tenía otra opción donde aislarme completamente sólo, mi habitación del "pánico" era mi único refugio, y detrás de esa puerta estaban mi mujer y mis niños, así que figuresen como me podía sentir, mi miedo no era por mi, mi miedo era por ellos.

Los Servicios Médicos de la Guardia Civil, tal como dice su protocolo, decidieron llevar el control y la evolución de mis síntomas, a lo que se le unió un poco tos, motivo mas que suficiente para preocuparse, pero no padecía dificultades respiratorias, así que en principio todo entraba dentro de la “normalidad” de un posible resfriado común.

Al cuarto día desapareció la fiebre y la tos, aunque todavía me encontraba decaído y algo cansado, no estaba al 100%, así que me citaron en otro hospital privado para hacerme un PCR y descartar por completo una posible infección por el maldito virus.

Al día siguiente me llamaron del hospital y me dijeron que acudiera por la tarde para hacerme la prueba del COVID-19, y que después de 24 horas me llamarían para darme los resultados. Y así hice, me vestí, me puse mi guantes y mascarilla, y me dirigí al Hospital, donde me atendieron rápidamente, y mediante una muestra nasal con un bastoncillo me realizaron el test. Antes de irme del Hospital le pedía al doctor que me dieran los datos técnicos del PCR con el que me hicieron la prueba, después de tantos tests fallidos a lo largo de esta pandemia en todo el territorio nacional, quería tener conocimiento con que aparato en concreto me habían hecho la prueba..., y el médico sorprendiendo me dijo que para que lo quería, que no me preocupase, que los test tenían un 80% de fiabilidad... ¡¿PERDONA?! Es decir, que dicho de otro modo, son conscientes que un 20% de esos test daban un resultado erróneo. Imagínense ahora que en vez de hacerte la prueba del COVID-19, vas hacerte la prueba del SIDA ,y te dicen que no te preocupes por los resultados, que solo un 20% de los test fallan, ¿que seguridad te dan esos resultados? Pero bueno, es lo que hay, menos es nada, ya solicitaré por otra vía al hospital que me faciliten los datos técnicos del test, y tal como me llamo Rafa que me los darán, ya os lo aseguro yo.

A las 24 horas a través de la página web del hospital y una vez registrado, puede descargarme el resultado de la prueba, el diagnostico era NEGATIVO en COVID-19, no tenía ya síntomas alguno, pero sin la garantía de unos resultados realmente fiables, intentas no pensar demasiado, sigues asilado unos días mas tal como dice el protocolo, pero sin síntomas y con un diagnostico NEGATIVO (80% de fiabilidad) te quedas un poco mas tranquilo, asilado, pero mas tranquilo. Días después recibí el alta telefónicamente por los Servicios Médicos de la Guardia Civil.

Ahora resulta que los casos de contagios por coronavirus en la Guardia Civil son el triple respecto a otros Cuerpos policiales, y en vez de preguntarse el señor Ministro del Interior en que han fallado ELLOS (falta de material de autoprotección, entre otras muchas cosas...), manda hacer un informe y deja caer públicamente que el elevado número de infectados pudieran deberse a que los guardias civiles viven "mezclados" en "pabellones" en los acuartelamientos... ¡¿CÓMO..?! Vamos a ver, ¿sabe el señor Ministro del Interior cuantos guardias civiles residen actualmente en pabellones? Pues ya le contesto yo. La gran mayoría de los guardias civiles, en los que yo me incluyo, vivimos en viviendas particulares como cualquier ciudadano más pagando nuestras hipotecas, y los que viven en “pabellones” lo hacen respetando meticulosamente todas las medidas de seguridad, tanto de protección como de higiene, así que no le busquéis 5 patas al gato e intentéis escurrir el “bulto”, tanto los guardias civiles como los policías bacionales hemos tenido un compartimiento ejemplar en la gestión de esta crisis sanitaria, a pesar de sentirnos manifiestamente traicionados por el Gobierno al tumbarnos justo antes de la crisis la Iniciativa Legislativa Popular que tramitó Jusapol y que nos podían haber dado esa equiparación salarial con las Policías Autonómicas que tan justamente nos merecemos.

Y aunque hace unos días la Generalitat ha aprobado los presupuestos Generales de la CCAA de Cataluña, y le han subido otros 300 euros en plena crisis a los Mossos de Escuadra para equipararlos con los bomberos, por lo que la brecha salarial es aún mayor de lo que ya era, las FCSE consideramos que no es momento de revindicar nada, por lo menos a lo que salarialmente se refiere (de momento...), es hora de arrimar el hombro, de hacer cumplir la Ley y el estado de alarma, pero lo que no vamos a dejar pasar por alto es la falta de medios con los que cuentan ambos Cuerpos policiales, y para ello llevaremos ante los Tribunales a quien haga falta, nosotros, junto al Ejército (que por cierto están haciendo también una labor espectacular), somos las instituciones mejores valoradas por todos los ciudadanos, muy por encima de los políticos de este país, así que menos palmaditas en las espaladas, y mas y mejores medios, porque no somos simples números, detrás de cada Agente hay una familia que nos espera en casa, y mientras algunos políticos se hacen 3 o 4 test (y los que le hagan falta...), muchos compañeros que enferman son mandados a sus casas en cuarentena sin que nunca se le realicen las pruebas del COVID-19..., es muy triste vivir así, los ciudadanos nos ven como héroes, pero el Gobierno nos tratan como Policías de segunda, menos mal que ya no nos consideran un “gasto superfluo” tal como hacían antes de la crisis sanitaria y ellos mismos reconocieron.

Antes de terminar este artículo de opinión, me gustaría señalar la actitud de algunos ciudadanos el pasado domingo..., la instrucciones, aunque llegaron bajo mi punto de vista un poco tarde, eran bien claras, paseo de máximo de una hora y un kilómetro de distancia del domicilio familiar, un adulto con niños, mantener las distancias de seguridad, y lo más importante, el sentido común. Sencillo, ¿no? Pues para algunos parece que no, el domingo vimos como se saltaban todas las normas de seguridad habidas y por haber algunos ciudadanos de toda España, las imágenes hablan por si solas y todos los hemos visto, ¿os imagináis como se sintieron todos esos médicos, enfermeros, miembros de las FCSE, farmacéuticos, etc. ese día al ver esas imágenes después de todos los sacrificios que están haciendo? Así que, señores, menos aplausos y más cumplir con las normas de seguridad, salir de esta crisis sanitaria es responsabilidad de todos, y mientras haya infectados en España seguiremos con las restricciones y limitaciones, cuando mas estrictos seamos con nosotros mismos con las medidas de seguridad, antes saldremos de esta, porque recordar una cosa, el virus no se mueve solo, el virus lo movemos nosotros, está en nuestras manos superar esta crisis y volver a levantar a nuestro país.

Mientras tanto yo seguiré trabajando como hasta ahora y siguiendo los protocolos de seguridad lo mas estrictamente posible, mientras sigan muriendo personas en nuestro país diariamente el peligro seguirá siendo latente, no hay que bajar la guardia.

Está claro que así no podemos seguir eternamente, poquito a poco debemos ir gradualmente reactivando el país, pero una cosa no quita la otra: evitar el contagio está en nuestras manos. Seamos prudentes, todavía no hemos vencido.

Fdo: Rafael Sánchez, Secretario de Justicia para la Guardia Civil (JUCIL) en Cádiz.

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