Nuestra responsabilidad

25/06/20 +Jerez Opinión: Ángel G. Morón

No pierda la fe en la humanidad. Los seres humanos somos racionales, pensamos, reflexionamos, meditamos, ideamos, creamos, componemos… Somos ingenieros, arquitectos, químicos, físicos, informáticos, viajamos al espacio… La gente habla y lee. Bueno, mucho más de lo primero que de lo segundo por lo general, desgraciadamente. Soy de la opinión de que todos los seres humanos nacen desde un mismo punto de partida. En el segundo uno de la vida, todos los recién nacidos son esencialmente iguales. A partir de ahí comienzan las diferencias. Unas vendrán dadas por la genética y la biología, razones puramente físicas. Y el resto las marcarán el lugar de nacimiento, el entorno y el contexto, cuestiones más que relevantes para el desarrollo futuro de un ser humano. 

Cada vez que veo a alguien viviendo en la calle me sobreviene a la cabeza la idea de que esa persona al nacer tenía una condición que le igualaba al resto de los seres humanos. Una vida es un lienzo en blanco con todo por aprender y hacer. Y pienso en lo que ha tenido que pasar para que una vida se desbarre de tal forma hasta convertirse en un desgraciado despojo. La sociedad del bienestar, de la que todos formamos parte en el llamado primer mundo, debería ser solidaria y atender a todo desvalido, arduo debate acerca de la responsabilidad común y la responsabilidad individual. 

¿Cuánta responsabilidad personal hay en lo que le ocurre a cada persona? ¿Es la sociedad en su conjunto responsable de actos individuales? La frase marinera "que cada palo aguante su vela" tiene para mí todo el sentido. Hemos de guiarnos en la vida con sentido de responsabilidad individual y asumir que cada acto cometido tiene sus consecuencias. Pero luego resulta que colectivamente respondemos por la irresponsabilidad o sinvergonzonería de unos pocos, me refiero, por ejemplo, a cómo tuvimos que rescatar a los bancos con dinero público (más de 42 mil millones de euros); aquello fue lo de socializar las pérdidas para evitar el mal mayor del colapso bancario y garantizar los fondos de los particulares.

La responsabilidad individual debería ser ineludible y echar balones fuera achacando a la mala suerte los infortunios vitales es muy cobarde y además estúpido. Cada uno ha de ser responsable de su vida y aunque el azar a menudo reclame su mano en la partida jugando malas o buenas pasadas soy de los que piensa que somos lo que hacemos por nosotros mismos con nuestro esfuerzo personal. En la partida de la vida se juega, se acierta y también se yerra. Cómo afrontar aciertos y errores marca la diferencia.

La juventud es la única enfermedad que se cura con la edad y esto va para todos los jóvenes que, como yo en su día, se piensan que son inmortales. Con la inconsciencia propia de la edad y la inexperiencia se cometen estupideces, a veces temerarias que pueden tener graves consecuencias. Esa irreflexión natural lleva a una gran mayoría de jóvenes a "olvidar" su responsabilidad individual en la salud colectiva. El virus del demonio sigue aquí y seguirá cebándose en una parte de la población que… No es la joven. Y claro, para los jóvenes, la cosa no va con ellos, porque ellos están a salvo. Es difícil mantener comportamientos antisociales cuando las hormonas revolotean disparatadas. Pero hay que apelar al sentido común y a la responsabilidad individual que, esta vez sí, tiene mucho que ver con la salud de todos. No pierda la fe.

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