Personal y usuarios del albergue municipal estallan: “Esto es un caos, están jugando con nuestra salud”

Empleados del albergue municipal de Jerez denuncian la situación de desprotección a la que se ven sometidos tras haberse desalojado el centro con el fin de ubicar en el mismo a personas sin techo. Distintos trabajadores han manifestado a este medio que "la situación es caótica, es un desastre y no se están respetando los protocolos" para evitar la propagación del coronavirus.

Esta misma semana se ha decretado desde el Ayuntamiento de Jerez que alrededor de 35 usuarios abandonasen las instalaciones, destinándoles al Hogar San Juan, para que el albergue fuese ocupado por personas sin hogar que antes estaban en el Pabellón Antonio Vega "Veguita". El argumento esgrimido por el Consistorio sería que el polideportivo no estaba habilitado para acoger a los indigentes, si bien se pretende que sea utilizado en adelante para "situaciones de emergencia". Ello ha provocado que la cuarentena que venía cumpliéndose desde el decreto del estado de alarma en el edificio de la calle Cantarería se haya roto: "Antes de este cambio estabamos todos respetando el confinamiento, sólo se salía cuando era estrictamente necesario y con un control, las medidas oportunas y el conocimiento de la Policía Local, cosa que ahora no ocurre", explica un empleado a masjerez. "Ahora se nos pone en riesgo a los trabajadores, al igual que se ha puesto en riesgo a los que se ha obligado a ser desalojados, que fueron despedidos mediante amenazas y que denuncian de igual modo esta situación".

"Tenemos entre 12 y 15 usuarios que son recogidos en muchos casos de la calle, sin comprobar previamente si pueden estar contagiados, que entran y salen y con los que no se está llevando a cabo un control efectivo", manifiestan las fuentes de los trabajadores. "Estamos vendidos y nuestra salud está en juego, así como la salud de nuestros familiares a los que tenemos que ver al volver a casa", añade. Como única medida de control de la salud de los internos se está llevando a cabo una toma de temperatura con cierta asiduidad, lo cual no es una medida válida ya que pueden ser portadores del coronavirus COVID-19 de forma asintomática.

La falta de equipos de protección es otro de los inconvenientes en su nuevo día a día: "Aquí vamos a pillar lo que no tenemos, porque llevamos dos semanas con las mismas mascarillas y hemos tenido que buscar otras por nuestra cuenta, además de que disponemos de batas que llevan hasta cuatro años almacenadas y la tela se rompe con sólo moverla".

Los trabajadores se quejan de la falta de amparo que sufren por parte de la Administración: "Esta decisión no está motivada ni se nos ha justificado mediante una orden o algún documento oficial, por lo que no hay modo de exigir responsabilidades en caso de que terminemos siendo contagiados", transmiten. "Ojalá pudiese estar en mi casa con mi familia encerrado, sería lo menos arriesgado, pero si tengo que cumplir con el trabajo por ser un servicio esencial deberían al menos garantizar nuestra seguridad y salud", concluye un miembro de la plantilla que trata directamente con los nuevos usuarios.