Prensa ¿independiente?

La actualidad es arrolladora. Las noticias se suceden cada día y se hacen antiguas en poco tiempo pasando al olvido colectivo. Se dice que la memoria es frágil y que los seres humanos solo retenemos una parte mínima de recuerdos o información. He leído cientos de libros y podría releer la mayoría posiblemente con la misma sensación inocente de la primera lectura. Puede que esos libros dejen un poso profundo más allá del consciente. Tal vez. Pero es de suponer que los grandes momentos vitales de todo ser humano sí que deberían permanecer indelebles en su memoria… Y ¿qué hay de la memoria colectiva? ¿Podemos concebir este término y darle sentido? ¿Esta pandemia se mantendrá en nuestra mente por cuánto tiempo? Porque el tiempo lo borra todo… o no. No creo que el tiempo pueda borrar lo que hoy nos pasa. El tiempo dará perspectiva para asimilar lo vivido. En muchos casos, el tiempo hará que el dolor brutal hoy de una pérdida irreparable se convierta en un dolor crónico con el que se habrá aprendido a vivir.

La vida se impone y estoy seguro de que volveremos a retomar nuestro pulso vital para dejar el confinamiento y el desconfinamiento en un rincón de la memoria que intentaremos cerrar a cal y canto. Pero contra el olvido estará la crisis socioeconómica y política que apenas acaba de comenzar y que nos acompañará por mucho tiempo. ¿Recuerda la crisis del ladrillo? Ahora se menciona mucho por aquello de la comparación. ¿Recuerda alguna portada periodística, algún titular, alguna declaración? El recuerdo se cincunscribirá a su vivencia personal en aquellos momentos, a su experiencia vital en esa coyuntura. Y todo esto de la memoria tiene su importancia. Los políticos saben de la fragilidad de la memoria colectiva, saben lo volátil que es una portada en un periódico, saben que el tiempo diluye y contribuye al olvido. De ahí que estrategias dilatorias o de distracción sean muy usadas para que la llamada opinión pública se maree y con el tiempo la mente colectiva se olvide de lo…importante.

En La Moncloa aspiran a salir indemnes de la catástrofe humanitaria. La cifra de fallecidos, al margen de los números oficiales, modificados a la baja sin explicación, rondará los cincuenta mil. Diez días de luto oficial desde el 26 de mayo para homenajear a las víctimas y a sus familias. Pero ni una visita de Don Sánchez o su acólito Iglesias a un hospital. ¿Por qué será? Pues porque la presumible imagen de los sanitarios protestando por la gestión de la crisis no les favorecería. Y como Don Sánchez se rige por el marketing y no por la gestión, todo sea por permanecer en el sillón, sus acciones siempre van encaminadas a lavar y mejorar su imagen. Gracias al poderoso aparato de propaganda de todo un Gobierno, con la pólvora del Rey, esto es dinero público, no tiene reparos en publicitar mensajes positivos y edulcorantes al objeto de embaucar a los ciudadanos. Y ahí es donde la prensa, así en genérico, debería jugar el papel que le corresponde.

El 25 de mayo las portadas de hasta once rotativos, entre ellos siete de los principales diarios generalistas (ABC, El Mundo, La Razón, El País, La Vanguardia, El Correo y El Periódico) fueron homogéneas. El Gobierno las compró, a saber por cuánto, para lanzar la estúpida y sobre todo falsa proclama de que "salimos más fuertes" de la pandemia. Es un engaño y no vale la idea de que hay que lanzar mensajes “wonderful” para superar la adversidad. Váyase a la mierda Don Sánchez. Usted y quien le haya sugerido esta acción propagandística. Pero tampoco se libran de crítica los medios que arropan su publicación con esta sábana publicitaria mentirosa. Las dádivas son muy golosas pero la ética no debería estar en venta. ¿Es justificado en los medios con una línea editorial afín al Gobierno? No lo tengo claro. ¿Y en aquellos que son críticos con la gestión? La respuesta en este segundo caso es que los medios de comunicación privados son empresas y los accionistas de estas empresas periodísticas, con una larga crisis sistémica en el sector por la bajada de ventas en papel y la publicidad, no rehusan la inyección económica pública aunque sea pisoteando su ética o su línea editorial. Poderoso caballero es don dinero y una vez más se ha demostrado.

Estoy convencido de que los medios críticos continuarán siéndolo, a pesar de la portada, y seguirán trascendiendo las mil y una pillerías del actual Gobierno. Pero esa homogeneidad en el kiosko, esas portadas compradas, hieren la sensibilidad de todo periodista que aún crea en el periodismo sano y no rendido a intereses económicos. ¿Existe la independencia en la prensa? Usted tiene la respuesta.