Practicar sexo en lugares diferentes de la cama añade un extra de morbo y novedad al encuentro. El agua es sensual por naturaleza, nos hace reaccionar en el ámbito de piel y despierta nuestros sentidos.
Tener relaciones en la bañera, la ducha y el mar o piscina, siempre se encuentra dentro de nuestro repertorio de fantasías y memorias sexuales más vívidas y llamativas. Muchas veces la masturbación se produce bajo la ducha, y no solo porque es un lugar privado e íntimo, sino porque el contacto del agua despierta el deseo y mejora la respuesta sexual, aumentando la libido.
El poder excitante y relajante de tomar una ducha
Toda nuestra piel tiene terminaciones nerviosas. Por lo que podemos decir con rotundidad que absolutamente todo nuestro cuerpo es erógeno.
Cuando el agua de la ducha caliente recorre nuestro cuerpo se produce además un efecto a nivel del sistema circulatorio, de modo que los vasos sanguíneos se dilatan provocando relajación muscular, liberación de tensiones y reducción del estrés.
Todo esto es un proceso en cadena, ya que se liberan hormonas que nos hacen sentir mejor y están directamente relacionadas con el deseo sexual. La vasodilatación disminuye la sensación de dolor, lo que nos hará estar más predispuestos para el sexo.
En otro orden de cosas, la sensación de humedad es muy excitante. Tanto el hecho de sentir nuestro propio cuerpo mojado como recibir la percepción de suavidad y ligereza del contacto de la piel de nuestra pareja, es una experiencia difícilmente explicable.
La piel mojada solo con agua o con algún tipo de jabón o loción es adictiva y nos hace segregar neurotransmisores de la felicidad. La cercanía de los cuerpos y la desnudez en un contexto tan íntimo es el detonante perfecto para propiciar el aumento de la excitación y la erección.
Sexo real en la ducha
La realidad suele distar mucho de las fantasías y las películas, y algo que pensábamos que haríamos siempre que tuviésemos ocasión, resulta no ser en realidad tan frecuente ni en la vida de las parejas ni en los encuentros ocasionales.
Esto es así, quizás, porque en la práctica no es tan cómodo como parece, o porque las veces que lo hemos practicado (o intentado) no ha salido del todo bien. El ambiente es inseguro y resbaladizo, al final a uno de los dos el agua ni le roza y lo que para uno es agua calentita para el otro es quemarse.
Si al final, algo que en nuestra cabeza es muy excitante termina resultando confuso y peligroso, acabamos por olvidarnos del asunto, lo cual es en realidad una pena, porque, bien planteado, el sexo en la ducha es una experiencia sexual muy gratificante y sencilla.
Consejos para mejorar tus encuentros sexuales en la ducha
Mejora el ambiente
Un cuarto de baño desordenado y poco aseado no acompaña mucho a la situación. Si la cortina de plástico se te pega al cuerpo seguramente se os acabará cortando el rollo.
Los olores son importantes, no hace falta entrar en detalles. Un ambientador o aceite esencial, y unas velas preparadas estratégicamente, para cuando surja el momento, aportarán vidilla al asunto.
Hay pequeñas inversiones que podrán dar un giro a la situación: altavoces de pared con ventosas para que la música acompañe, alfombrillas de baño antideslizantes que no parezcan de la casa de tu abuela así como hacer desaparecer de allí los juguetes de los niños o el bebedero del perro. Una luz indirecta también ayudará mucho.
No a la ducha con ropa
Lo has visto en la tele y te parece muy sexy, o tal vez es que en el momento de máxima excitación os ha dado por meteros en la ducha con algunas prendas aún puestas. Pero no, no es buena idea.
La ropa mojada pesa, se os va a pegar al cuerpo y luego resultará muy difícil de quitar. La situación es molesta y puede llegar a arruinarnos el momento.
Lubricación en su justa medida
A la vez que la sensación de humedad es muy excitante, el agua no es el lubricante adecuado para la penetración. Se lleva por delante nuestros fluidos naturales y puede estropearnos la situación provocando penetraciones dolorosas.
Algunos lubricantes están específicamente diseñados para ser utilizados en el agua, funcionando también perfectamente con preservativos específicos. Cuidado con los condones comunes, ya que el agua puede provocar su rotura. Otro juguete útil para la ducha son los anillos para el falo.
Lo ideal es tener el lubricante allí mismo y ponéroslo justo en el momento necesario, evitando excesos que acaben en el suelo de la ducha y hagan que os podáis resbalar.
Masajes y enjabonados
Utiliza los geles de baño, champús y lociones. Enjabona y déjate frotar la espalda. Lava bien a tu pareja y juega con la esponja.
De pie en la ducha, vuestros cuerpos estarán totalmente en contacto, y de la sensualidad se puede pasar a la sexualidad. No siempre hay prisas y este es un lugar para recrearnos.
A muchas personas les encanta que les laven el pelo, ya que el cuero cabelludo, las orejas y la nuca son puntos erógenos muy potentes.
Cuida que estos productos no entren en tu vagina y termina la relación lavándote con agua o jabones íntimos para eliminar cualquier posible resto de productos irritantes.
Sujétate bien que nos vamos
Pero cuidado dónde lo haces. Agarrarte a la mampara o tirar de la cortina de ducha puede acabar en drama en vez de gritos de placer.
Agarraderas de ducha, taburetes dentro de la bañera, perchas de pared bien colocadas estratégicamente. Todas las ayudas son buenas, dependiendo de vuestra altura, tamaño y preferencias en cuanto a las prácticas a realizar.
Juguetes sexuales
Hoy en día existen muchos juguetes sexuales que pueden utilizarse en el agua, y la ducha es un lugar estupendo para ello.
Si algunas posturas resultan difíciles o cansadas en un espacio tan pequeño, quizás podáis convertir esta zona en sala de juguetes y explorar con diferentes opciones. Esta idea hará que tengáis espacios diferenciados para prácticas distintas, lo que suele suponer un aumento en la frecuencia de las relaciones sexuales.
Posturas sexuales en la ducha
Algunas posturas pueden resultar más seguras y cómodas para la ducha, sobre todo las que se realizan de pie. No es buena idea querer practicar aquí todo el kamasutra y es mejor ir con precaución.
Siempre hay que tener en cuenta que las posturas van a depender mucho de vuestras diferencias en estatura y peso, así como de vuestras situaciones físicas particulares.
Penetración vaginal desde atrás
La chica se situará delante de su pareja, dándole la espalda, con los pies apoyados de modo bien firme sobre el suelo de la ducha y las piernas ligeramente abiertas.
Ella se inclinará hacia delante, de forma que sus nalgas se aproximen a la zona genital del hombre, que la agarrará firmemente por las caderas para penetrarla vaginalmente.
Esta postura provoca orgasmos muy potentes en la mujer y ayuda a estimular el punto G, propiciando el squirting y la eyaculación femenina.
Postura del lobo
Es muy similar a la anterior pero, en este caso, la chica no va a ofrecer sus nalgas sino que se curvará hacia atrás, incluso llegando a ponerse de puntillas si es necesario, tomando con la mano el pene de su pareja y guiándolo hacia la penetración.
Sexo oral
Es una de las mejores opciones para la ducha, junto al uso de juguetes eróticos o de forma combinada con ellos.
Para el hombre es particularmente excitante que la mujer se arrodille para hacerle una felación mientras el agua resbala por su cuerpo. Se puede utilizar una toalla bajo las rodillas para mayor comodidad.
Apoyada en la pared
La chica apoyada en la pared abraza a su pareja, atrapándolo con una pierna, que colocará lo más alto que le resulte confortable, incluso hasta llegar al pecho de su compañero.
La penetración se realiza en esta postura, que resulta bastante segura, teniendo la pared como zona de apoyo, lo que permitirá penetraciones más intensas.
Una opción muy cinematográfica es aquella en la que la mujer sube las dos piernas, mientras el hombre la sostiene en peso. La realidad es que es una postura que resulta difícil de mantener y es bastante cansada.
Ventajas del sexo en la ducha
Cambiar de lugar para tener encuentros sexuales, ayuda a romper la monotonía y puede ser de mucha ayuda en parejas de larga duración.
Además, la ducha es un lugar tan íntimo que refuerza los vínculos de la pareja y ayuda a romper con las inseguridades físicas.
Estos encuentros suelen suponer un aumento de la autoestima, ya que nos vemos a nosotros mismos como seres sexuales, que salen del aburrimiento y prueban experiencias atractivas.
En resumen, con un poco de planificación y ganas, el sexo en la ducha es una opción muy sexy para variar nuestro repertorio sexual. Si aseguramos ciertas condiciones para evitar accidentes y creamos en el baño un ambiente con algo de picardía, su práctica puede reportarnos muchas alegrías. Además, probar en la ducha penetraciones en las que el hombre se sitúa por detrás puede llegar a ser especialmente placentero para la mujer.
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