Sociedades armadas

31/05/22 +Jerez Opinión: Ángel G. Morón

El origen de las armas letales se remonta a la prehistoria: palos puntiagudos y afilados fueron las primigenias armas creadas por los humanos para hacer daño, para matar. Pero no para acabar con la vida de sus iguales, sino con el propósito de matar presas y conseguir alimento. El ser humano es el único ser vivo sobre la faz de la tierra que utiliza más que su fuerza bruta para subsistir y es el único animal capaz de matar a sus iguales por animadversión, por rabia, por celos, por envidia, por odio, por gusto, por locura…

La racionalidad es nuestra gran aliada pero, también, nuestro peor castigo. Porque los seres humanos somos capaces de lograr grandes hitos para el bien común y, al mismo tiempo, podemos ser la peor pesadilla para nuestros congéneres. Es lo que tiene el discernimiento (el pensamiento, nuestra capacidad para obrar con intelecto). 

A pesar de que el hombre es un lobo para el hombre, la humanidad se abre paso y cada día somos más los que disfrutamos del planeta azul. Hace 2000 años, la población mundial se cifraba en ciento setenta millones de personas, aproximadamente. Hoy somos más de siete mil millones. Según los cálculos de la ONU, superaremos los diez mil millones antes de que acabe el siglo XXI. El ser humano, con toda seguridad, es lo peor que le ha pasado a este maravilloso planeta que nos acoge. El crecimiento vegetativo parece imparable pero estoy convencido de que, en algún momento futuro, se llegará a un punto de equilibrio porque los recursos no son infinitos y el crecimiento tampoco puede serlo. 

El ser humano se abre paso a pesar de enfermedades, a pesar de calamidades, catástrofes naturales y a pesar de sí mismo. Las guerras siguen formando parte del día a día de cientos de miles de personas, posiblemente millones. Y las armas —¡cómo no!— entran en la ecuación belicista. No hacen falta guerras para que la violencia mortífera aparezca en nuestras modernas y democráticas sociedades. Si esas sociedades, además, consagran el derecho de poseer armas para la defensa propia, entonces el problema de la violencia criminal se convierte en una cuestión dramática. 

La enésima matanza en Estados Unidos —más terrible y sobrecogedora sin duda cuando las víctimas son niños— pone de nuevo sobre la mesa, momentáneamente, el debate sobre el derecho a usar armas en el país. Diecinueve niños y dos adultos fueron las víctimas indefensas de un desquiciado joven de solo 18 años. El debate sobre las armas se abre, de nuevo, en falso. La sociedad norteamericana no es un ejemplo de libertad por el hecho de que las armas sean de uso común y cualquier hijo de vecino pueda tener un arsenal en casa. Es una sociedad enferma con una historia corta, de apenas 500 años, y confundida. Los Estados Unidos no son adalides de la democracia ni modelo social de referencia. Y su problema es su visión egocéntrica y narcisista.

De nuevo una tragedia sobrecoge a la gente. Allí y en todo el mundo. Y se preguntan por qué ocurre en Estados Unidos y no en otros lugares del planeta. Es una pregunta retórica y hasta absurda. La facilidad para adquirir armas es la razón de que cualquiera pueda desencadenar una matanza en un colegio, un instituto, un estadio, un parque, un aparcamiento, un centro comercial, un restaurante, una oficina… En lo que va de año, se han contabilizado dos centenares de tiroteos masivos en la gran Norteamérica. En ese país viven unos 300 millones de personas y, al parecer, las armas legalmente vendidas rondan los 393 millones. Habría que añadir las incontables armas que circulan ilegalmente que, seguramente, no serán pocas. 

La segunda enmienda de la Constitución norteamericana data de 1791 y ésta defiende el derecho del pueblo a poseer armas letales para la defensa de la vida y de los bienes privados. Desde entonces, el negocio de las armas no ha parado de crecer en Estados Unidos. La cifra puede rondar los 40 mil millones de euros al año. Una actividad económica de primer nivel con pingües beneficios, así que el debate moral y ético choca con el crudo interés económico, por un lado, y con la mentalidad imperante entre muchos norteamericanos que piensan que un arma de fuego es sinónimo de seguridad y no de riesgo. 

Estoy convencido de que la segunda enmienda no será enmendada. El pueblo estadounidense y quienes vivan bajo sus reglas seguirán sometidos a la dictadura de las armas. Y seguirán expuestos, por tanto, a la violencia indiscriminada, imprevisible, inesperada, absurda, estúpida e irracional provocada por el ser humano.

Advertisement

Xerezmania Producciones S.L. ha sido beneficiaria del Fondo Europeo de Desarrollo Regional cuyo Objetivo es mejorar el uso y la calidad de las tecnologías de la información y de las comunicaciones y el acceso a las mismas y gracias al que ha implementado: Desarrollo de app móvil para la mejora de competitividad y productividad de la empresa. Esta acción ha tenido lugar durante 2018. Para ello ha contado con el apoyo del programa TICCámaras de la Cámara de Comercio de Jerez