¿Fue Judas un traidor o todo lo contrario? ¿Vendió a Jesús o fue el discípulo que más defendió al profeta de Nazaret? En estas fechas en las que religión y pasión caminan de la mano por la Semana Santa, traemos una propuesta literaria atrevida y atractiva a partes iguales. Una visión diferente del mayor traidor a ojos de la historia, pero ¿y si Judas no hubiese traicionado nunca a Jesús?
Nos trasladamos al Jerusalén de finales de los años 50. Shmuel Ash, un joven universitario que cuida del anciano Gershom Wald, cree que Judas, lejos de traicionar a Jesús, fue el más fiel de sus discípulos. Esta teoría la comparte con un Wald que le cuenta al joven la historia de otro traidor, la historia de Shaltiel Abravanel, opositor a la creación de Isreal como estado y padre de Atalia, otro de los personajes fuertes de
Judas (Siruela). La siempre valiente y comprometida escritura de
Amos Oz, que bien conoce lo que supone ser señalado como traidor (en su Israel natal ha sido tachado como tal), firma esta novela con unos ingredientes históricos muy interesantes. El autor expone en su relato que Judas fue la primera persona que creyó en la divinidad de Jesús.
Religión y política confluyen en un libro que aborda la creación de Irsael y la influencia del judaísmo y el cristianismo.
Amos Oz aborda con valentía el asunto palestino y detalla ese imaginario popular de la traición que está escenificado en la figura de Judas.
Shmuel, el protagonista de la novela, no cree en Dios y está trabajando en una investigación sobre cómo los judíos han visto la figura de Jesús a lo largo de la historia. Una historia que pudo cambiar nuestras vidas de haberse escrito de otra forma. Sobre la influencia de la historia escrita reflexiona un
Amos Oz que también plantea otro debate existencial en
Judas. ¿Quién decide si alguien es o no un traidor?