Un mundo peligroso

"Vivimos en un mundo cada vez más peligroso e impredecible". Estas son palabras prácticamente textuales del noruego Jens Stoltemberg, el secretario general de la OTAN, esa organización creada hace casi un siglo, en abril de 1949, poco después de la segunda guerra mundial. La Organización del Tratado del Atlántico Norte es una alianza geoestratégica internacional que a día de hoy suma una treintena de países –en breve serán dos más, Finlandia y Suecia, países que hasta ahora hacían gala de una elegante neutralidad–. La organización se creó como escudo protector ante la alargada amenaza del Este, el bloque de la URSS, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Casi un siglo después de la llamada guerra fría el mundo se asoma a otro capítulo de su historia repleto de incertidumbre e incluso angustia. 

No hemos aprendido nada. Los seres humanos seguimos siendo estúpidos y nos empeñamos en pelearnos, amenazarnos, amedrentarnos, coaccionarnos…De nuevo nos asomamos al abismo. De nuevo asistimos a un mundo polarizado con bloques enfrentados e irreconciliables. La caída de la Unión Soviética, a principios de los años noventa, hizo que la amenaza comunista se deshiciera como un azucarillo. Pero la gran Rusia, liderada por un tipo peligroso como es Putin, pide paso, vuelve a reverdecer y se niega a ser una comparsa en el concierto internacional. 

Los rusos abrazaron el capitalismo, pero su régimen político se mantiene lejos de las democracias occidentales. Rusia es una república presidencialista gobernada con mano de hierro por un individuo con maneras dictatoriales. China, por su parte, es un gran gigante que dejó hace mucho de tener pies de barro. Se ha erigido en superpotencia y es la gran fábrica de este mundo globalizado cada vez más interconectado. El continente africano, al igual que Latinoamérica, es el granero del planeta. Ambos tienen recursos naturales extraordinarios en buena medida succionados por el primer mundo, pero también, por desgracia, también "disfrutan" de muchos gobiernos que suelen conducir por el lado más oscuro del camino.

Con este panorama nos encontramos hoy. Los gerifaltes de la OTAN se reúnen en un encuentro que, dicen, hará historia y que supondrá un antes y un después en la salvaguarda de la integridad de los países que componen esta organización. A grandes rasgos se ha acordado aumentar el gasto en defensa –un 2% del PIB de cada nación– y se han lanzado proclamas para advertir al resto del mundo que la OTAN está preparada para afrontar cualquier amenaza sobre su territorio. Con esto, el señor Sánchez ha sacado pecho hablando de Ceuta y Melilla inflándose cual pavo real. Habría que recordar que nos hemos vuelto muy amigos de Estados Unidos con el cambio en relación al Sáhara Occidental siguiendo las tesis defendidas por Marruecos y los norteamericanos y enfrentándonos por ello a Argelia. La OTAN también considerará un enemigo a países como Argelia si osan contravenir los intereses de algún país miembro, como España.

Pero la organización militar, y esto es lo preocupante, se ha manifestado en esta cumbre con términos que alarmarían a cualquiera. Se habla claramente de que hay una amenaza seria: Rusia o Putin, si se prefiere. La invasión de Ucrania, iniciada hace casi cuatro meses, de momento es una guerra entre dos países. Rusia es el agresor y Ucrania la víctima y esta cuenta, por ahora, solo con apoyo logístico y moral de la OTAN. Pero es que Ucrania está pidiendo ser miembro y, amigo, si esto ocurriera, tenemos montada una guerra fría muy inflamable que nos haría palidecer. Y en cuanto a China… de momento es considerada como un desafío. Pero no obviemos la relevancia económica de los chinos y lo supeditadas que están las economías occidentales al gigante asiático. Los orientales mantienen una actitud displicente por el momento en esta crisis internacional. A río revuelto ganancia de pescadores y los chinos, ya se sabe, son muy de comer pescado y de pescar. Nos engañan, como a chinos –disculpe la licencia de esta frase hecha que ni de lejos es cierta– En el trasfondo de la confrontación está la supremacía global, geopolítica y económica que EEUU ve peligrar. Los tontos útiles y rehenes en esta pugna entre americanos, chinos y rusos, somos los europeos y, realmente, el resto del mundo.

Los ilustres mandatarios del primer mundo occidental, los autoerigidos como defensores del mundo libre, dejan la cumbre en Madrid con la consigna de "todos a una" destilando inquietud, mucha inquietud y nada de sosiego. No, el mundo no camina por derroteros pacíficos. Muy al contrario, parece que, como decía al principio, nos empecinamos en hacer de este planeta un lugar cada día más peligroso e impredecible. Pues qué bien.