Una incompetencia soberana

Podría estar escribiendo horas y horas sobre este tema, pero tampoco merece la pena tanto. No merece la pena darse cabezazos contra el teclado ante la desesperación que provoca la incompetencia política de nuestro queridísimo país. No merece ni siquiera discutir con algún amigo para ver quién lleva razón, porque el asunto en cuestión no trata de ideologías. Es más de cabezas. Una por una. Y la mayoría son incompetentes. Y sorprende a la vez, lo fácil que es ser un inútil sin escrúpulos en este país. Porque sorprende enormemente lo fácil que es tomar por tontos a los españoles.

No somos los españoles tontos, ni mucho menos, aunque hay de todo en la viña del Señor. Pero es muy fácil tomarle el pelo a la sociedad actual con un poco de palabrería barata, una pizca de desinformación y un puñado de discursos en el teleprónter. Aunque poco a poco se está acabando la paciencia de los que peor lo están pasando con esta crisis. Todas esas personas que han perdido a un ser querido o se han quedado sin trabajo y no pueden dar de comer a sus familia. Esas son las personas que verdaderamente están siendo salvajemente perjudicadas por un Gobierno incompetente. No dudo que esta crisis, la peor que yo recuerdo en mis casi 25 años de edad, es demasiado complicada de gestionar por múltiples factores. Pero seamos sinceros amigos, qué mala suerte hemos tenido con el momento. Con un momento que ha coincidido con una pandemia terrible mientras en el poder estaban los políticos más incompetentes de la era moderna en España. Qué mala suerte.

Pero como he dicho anteriormente, y sin repetirme, este asunto no va de siglas. Porque dentro de la incompetencia, en estos momentos de crisis, hemos descubierto a verdaderos políticos que han conseguido sacar a relucir sus cualidades y exponiéndolas con un valor y un pundonor tremendo. Y sin siglas ni signos. Ni por supuesto ideologías. Eso debería dar igual a la hora de salvar vidas. Tres ejemplos sencillos: Margarita Robles, Rita Maestre o José Luis Martínez Almeida. He dejado el último al Alcalde de Madrid, porque es el padre de todos ellos. Un político al que muchos tachaban de incompetente, y que ha demostrado que ese calificativo está muy alejado de sus cualidades. Almeida ha conseguido marcar el ritmo de gestión contra esta crisis para el presente político, y también para el futuro. Porque la incompetencia no se reparte por siglas, va impregnada en cada persona sin distinción. Pero esta vez sí parece que toda ella se ha disfrazado de rojo y morado para ridiculizar a este bendito país de cara al globo terráqueo que nos mira desde la distancia con ternura.

Un ejemplo muy sencillo para demostrar la incompetencia que nos gobierna son los tests para saber quién es positivo en coronavirus y quién no. Todos los expertos recomiendan tests masivos para combatir el virus e iniciar una desescalada frente a una pandemia como esta. Y para empezar, eso no se está haciendo. Pero lo más grave de todo esto es que Javier Tebas, presidente de LaLiga, haya conseguido tests masivos para todos los futbolistas de Primera División y Segunda División en tiempo récord. Y en cambio, el Gobierno sea incapaz de proporcionar tests a todos los sanitarios de nuestro país que luchan y conviven cara a cara contra el dichoso virus cada día. Y la culpa no es de Tebas. ¿Pero por qué LaLiga puede conseguirlos y el Gobierno no? ¿Por qué parece que cualquier ciudadano de a pie gestionaría mejor esta crisis que este Gobierno mediocre? Es muy fácil, vuelvan al titular y ya saben la respuesta.