Una mascarilla de quita y pon

Nadie se aclara con el uso de las mascarillas, de hecho, el porcentaje de población española que sabe usarla correctamente es muy bajo. Obligan el uso de la mascarilla, pero nadie sabe usarla. De nada te sirve llevar mascarilla si luego le das un mal uso, te contagias igual. Incluso más, porque crees que vas protegido y te relajas. Aunque el lío de las mascarillas es un tremendo laberinto sin salida. Ahora no las uses. Ahora sí. Ahora no, pero sí. Ahora sí, pero no. Están volviendo loco al ciudadano que ya no sabe si tiene que ponerse la mascarilla, que tipo tiene que ponerse o si tiene que usar el bozal de su perro. Es un caos. 

Al comienzo de la Pandemia la mascarilla no era necesaria. Poco a poco pasó a ser recomendable y ahora es obligatorio. Y llega muy tarde. Pero es una mentira manipulada, ya que la mascarilla no es obligatoria estrictamente y la desinformación está ayudando a desvanecer el verdadero uso. La mascarilla es obligatoria en sitios cerrados. En espacios abiertos es obligatoria siempre que no puedas mantener la distancia de seguridad de dos metros. Es decir, por la calle, no es obligatoria. Que no os engañen. Por la calle, a no ser que te metas en una manifestación sin sentido, se puede ir perfectamente sin mascarilla, a dos metros del resto de transeúntes y guardando los dos metros de seguridad sin problema mientras se pasea con sosiego. Lo mismo para correr, no es necesaria. Es fácil.

Otro asunto será el uso de la mascarilla a lo largo del tiempo en el futuro. Eso es otro cuento. Es muy alta la probabilidad de que la mascarilla entre en nuestras vidas como uso cotidiano. Como si fuese una gorra o una camiseta. Algo imprescindible para ir a cualquier sitio. Eso es un hecho. Quién sabe si puede durar uno o dos años, tres o cuatro, o toda la vida. La obligatoriedad de ahora es a medias, es una mascarilla de quita y pon. Me la quito y me la pongo depende del momento. Y a no ser que las calles de nuestras ciudades se conviertan en conciertos de Bruce Springsteen, guardar la distancia de seguridad de dos metros es fácil. Muy sencillo. Y es por eso, ciudadano, que no se preocupe; podrá conseguir no ahogarse por llevar mascarilla paseando a 35 grados a la sombra.

El uso de la mascarilla en el futuro provocará una nueva industria. Un nuevo negocio. La fabricación de mascarillas de todo tipo a tutiplén. ¿Por qué usamos camiseta? Es lo mismo. Cuando vas a la playa, estás sin camiseta, pero cuando vuelves a la vía pública te la tienes que poner aunque no quieras. Cuando hace frío te pones chaquetón y gorro y guantes si hace falta. Si hace mucho sol te pones gorra. Lo mismo ocurrirá con la mascarilla. ¿Quieres entrar a una tienda? Mascarilla. ¿Supermercado? Mascarilla. ¿Transporte público? Mascarilla. Llegará un momento que el ser humano tendrá la necesidad de cambiar de mascarilla como cambia de camisetas o pantalones cada día. Y tendrá la necesidad de llevar la mascarilla a juego con el resto de la vestimenta. Una mascarilla para cada día de la semana mínimo o ¿un armario de mascarillas? El mundo de la mascarilla abre otra nueva puerta hacia la nueva normalidad.