Villamarta como necesidad

20/09/13 +Jerez Paco Sánchez Múgica

Bajas por calle Medina sorteando mercaderes, negociadores y trileros, compradores de despojos en medio de la puta crisis. Llegas a esa recoleta plaza afeada por el mamotreto de la sede central de Correos donde apenas el kiosco de la escalinata aporta algo de vida a un entorno grisáceo e inerte. Y en cambio, giras la cabeza y se alza imponente un sugerente edificio que destila, o debería, cultura. La próxima semana arranca la nueva temporada del Teatro Villamarta, la decimoséptima desde que reabrió sus puertas por todo lo alto en 1997. Arranca más tarde que nunca, ya casi entrados en octubre, y con una programación de otoño más que decente pese a la dramática época de supervivencia que arrastra en los últimos años. Sin mecenazgo privado y asfixiado por la escasa o nula aportación de fondos públicos, que han caído en más de un 60% y que ha llevado por ejemplo a borrar de un plumazo el encomiable proyecto Centro Lírico del Sur sin que apenas nadie diga nada, parece que únicamente sus espectadores pueden mantener y defender a capa y espada este recurso que tendría que ser imprescindible para la ciudad. Pero la duda surge: ¿Todo en manos del público de una ciudad con más de 34.000 desempleados? ¿Habrá interés en tiempos revueltos por la cultura? ¿Cómo acercarla y hacerla accesible a una población centrada obligatoriamente en priorizar otras cosas? No lo están poniendo nada fácil los que mandan.

El sector del teatro se desangra por el “devastador” efecto del IVA, dicen los titulares en prensa. Desde que se implantó el nuevo IVA cultural hace ahora un año, y que significó un salto abismal del 8 al 21%, los espectadores se han desplomado en más de un 60%, la recaudación neta ha caído de forma demoledora y se han perdido cientos y cientos de puestos de trabajo en toda España. Y sí, desde luego es vergonzoso que el nuestro sea el país europeo con el IVA cultural más alto. Para eso tampoco somos Europa. Noruega (0%), Suiza (2,5%), Bélgica (6%), Holanda (6%), Grecia (6,5%), Alemania (7%), Francia (5,5% y un superreducido de un 2,1% para las 140 primeras representaciones), Finlandia (10%), Irlanda (9%), Italia (10%) y Portugal (13%)?. Y es más, algunos países como Holanda y Portugal dieron marcha atrás y tomaron la decisión de rebajar el IVA cuando vieron las consecuencias negativas en el sector. Incluso el Gobierno de Madrid, en teórica sintonía política con las siglas que gobiernan la Administración central, ha puesto esta misma semana el grito en el cielo pidiendo una fiscalidad reducida que venga a apoyar e incentivar a la cultura. Porque ésta, independientemente de su importancia como dinamizadora socioeconómica, tiene que ser contemplada obligatoriamente como una necesidad, no como un capricho o un pasatiempo de fin de semana. O lo que es lo mismo, Villamarta como necesidad. No como un simple gesto o guiño de un gobierno que quiere aparentar preocupación y dedicación cuando en realidad todo esto parece traérsela al pairo. Por  sus obras les conoceréis.

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