“Y si ves a alguien solo por Navidad ¡llévalo contigo!”

Todos tenemos una historia de Navidad. O varias. Son anécdotas que recordamos con facilidad cuando las luces alumbran el árbol y observamos el Misterio. Queramos o no, la sensibilidad aflora o crece según cada cual, mientras suena esa música familiar, con compases de fiesta, alentando la concordia.

Como Paco Domouso, director de Cáritas en Jerez, quien siempre celebró estas fiestas en familia. Lo sigue haciendo. Analiza la Nochebuena y la despedida del año como un período de reflexión. Critica sin reparos “el botellón en que se ha convertido la mayoría de lo que llaman Zambombas, con música a todo volumen y villancicos grabados, en lugar de la participación. Eso, aparte de la basura, orines y vómitos que quedan en las calles cuando la fiesta ha acabado”.

Afirma Paco, que solemos asociar estas fechas con momentos entrañables, aunque recuerda la primera Navidad tras faltar su padre. “Me quedé huérfano de padre muy joven, con tan sólo 12 años. Siendo el más pequeño de seis hermanos, casi todos estaban casi ennoviados. Recuerdo aquella Navidad, de una manera muy íntima, abrazado fuertemente a mi madre”.

Años más tarde, ya adulto, tras perder a un familiar en accidente de tráfico, decidieron retirarse de Jerez. Marcharon a Grazalema toda la familia, buscando un lugar sin algarabía. Al llegar se dirigieron a un hostal, pero estaba prácticamente cerrado.

Tras explicarles la situación y el por qué de estar allí en una fecha tan señalada, accedieron y ‘les dieron posada’. La estampa no pudo ser más navideña, como él mismo relata:

“Aquella fue una noche muy entrañable, por muchos motivos: por quienes estábamos allí y por lo que nos encontramos. Los propietarios del establecimiento dieron también  alojamiento a un matrimonio separado desde hacía años. Se reunían allí todas las navidades con su hijo. No había nadie más en el hostal. Después de cenar muy tranquilos nos sentamos junto a la chimenea”.

Paco y su gente entablaron conversación con el matrimonio separado y su hijo. Estuvieron hablando de la vida… durante horas. En un ambiente íntimo y de recogimiento, en contraste con la fiesta propia de esa noche, unos y otros pusieron sus experiencias sobre la mesa, ante personas que no conocían de nada: la historia de una familia que acababa de perder a uno de sus miembros y la de otra, desestructurada pero unida una vez al año por amor al hijo común. Como bien dice Paco Domouso, la Navidad es un encuentro con la familia, con los amigos y con la propia realidad de cada cual.

Concluye con una sugerencia de lo más solidaria: “Y si ves a alguien solo en tu entorno ¡llévatelo! Por tu conciencia y por ver el agradecimiento en su mirada. Eso es la Navidad: encuentro, mano tendida y calor”.